El sucedáneo
No salió el toro sino su sucedáneo. Luego los pases que le dieron fueron también sucedáneo del toreo.Vinieron las figuras y ya se sabe. Aunque a cualquiera se le llama figura. El mucho contratar y el mucho salir en los papeles no bastan para alcanzar la categoría de figura. Otros mimbres se necesitan.
Rivera Ordóñez, sin ir más lejos, es sucedáneo de figura. De donde cabe deducir que con el sucedáneo de corrida estaba en sus salsas.
Al sucedáneo de corrida no le faltaba detalle: había acudido la afición sucedánea.
La afición sucedánea es aquella que sólo va a los toros cuando anuncian figuras o sus sucedáneos, y participa activamente piropeando, aplaudiendo, orejeando a la figuración.
Alcurrucén / Rivera, Uceda, Juli
Toros de Alcurrucén (uno fue rechazado en el reconocimiento), sin trapío, los tres primeros impresentables, sospechosos de pitones, flojos. 5º de Laurentino Carrascosa, regordío, flojo. Todos manejables. Rivera Ordóñez: pinchazo hondo trasero y rueda de peones (silencio); estocada baja (pitos). Uceda Leal: estocada ladeada muy trasera y ruedas insistentes de peones (oreja con minoritaria petición); estocada traserísima atravesada que asoma (ovación y salida al tercio). El Juli: metisaca descaradamente bajo, bajonazo y descabello (oreja con minoritaria petición); dos pinchazos, otro perdiendo la muleta y se tumba el toro (silencio). Plaza de Guadalajara, 17 de septiembre. 6ª corrida de feria. Cerca del lleno.
Que no se le ocurra a nadie poner reparos, desaprobar ventajismos o protestar corruptelas en presencia de la afición sucedánea: será objeto de oprobio e incluso puede que le echen de la plaza.
La fiesta sucedánea fue así en Guadalajara. Toros de trapío hubo cuando faltaban figuras; toros impresentables cuando arribaron haciendo uso de toda su prepotencia.
Y ya el sucedáneo de toro en el redondel, alguno dio la nota. La dio Rivera Ordóñez con una primera faena llena de trampas -largando tela a un lado, metiendo pico, rectificando terrenos-, y una segunda sin los ánimos ni los recursos que requería un sucedáneo de toro algo quedado y probón.
Se estiró mejor Uceda Leal. Uceda Leal, no figura en sentido estricto aunque va para ello, se comportó como si lo fuera y calcó las maneras habituales de esa casta exclusiva. No de principio. De principio, al inválido novillote, le ligó muy guapa y macizamente dos hermosas tandas de redondos.
Intentó después Uceda una tanda de naturales, que le salió llena de enganchones, y arregló el desaguisado al estilo de las figuras; es decir, luciéndose en los molinetes y en los pases de pecho, que encandilan siempre a la afición sucedánea. A mayor abundamiento, dio el pase de moda, que es el circular de espaldas (conocido también por invertido), genial creación del maestro Llapisera, que capitaneaba el espectáculo cómico-taurino-musical llamado El Empastre. Y le dieron una oreja.
La faena al regordío, trastabillante y un punto encastado quinto ya no fue ligada. Afanosa sí, ligada no. Y la acabó de desgraciar mediante un horrendo sablazo que atravesó las bóvidas carnes de parte a parte por los aledaños del costillar.
Ahora bien, para horrendo espadazo, el metisaca que le metió El Juli al quinto toro. Y no sólo el metisaca. Primero perpetró el metisaca tabernario y bajero, luego remachó la vil agresión cobrando un bajonazo. Y le dieron la oreja.
Ya se dijo: al sucedáneo de afición no darle las orejas a una figura le parece inconcebible.
Lo cierto es que El Juli se estuvo ganando la oreja durante toda la lidia del tercer toro, curiósamente el único encastado de la ficción de corrida. Se la ganó en las verónicas juntas las zapatillas, en el difícil quite por gaoneras afaroladas, en la faena de muleta ajustada y decidida.
El Juli no es un sucedáneo de figura. El Juli no torea para la galería. Consiente y se arrima para embarcar al toro y dominarlo. Par de coladas y varios gañafones le tiró aquel tercero y no sólo los aguantó impávido sino que reemprendió la tanda recrecido en su pundonor. Con el tardo sexto estuvo igual de valiente aunque bastante espeso de ideas.
A un servidor le dio la sensación de que El Juli porfiaba por un sentido de la responsabilidad innato, pero sin ganas porque estaba atorado. Un sucedáneo de figura puede salir cien tardes a hacer el sucedáneo de toreo y se forra sin que pase nada. En cambio cuando se quiere ser figura auténtica no se puede salir cien tardes intentando el toreo auténtico porque eso se paga. Y muy caro.
Babelia
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