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Valencia abraza su circuito

El flamante recinto Ricardo Tormo se estrena este domingo en el Mundial de motociclismo

Tanto escepticismo, tantos proyectos frustrados, tantos años no han apagado el entusiasmo de los seguidores valencianos del motociclismo. La Comunidad Valenciana cuenta, por fin, con un circuito permanente de velocidad, reivindicación de miles de aficionados, que han visto cumplido su sueño. Ya no hay motivos para protestar, ni polémicas por el retraso en la construcción. Los moteros valencianos están de enhorabuena. El Circuit Comunitat Valenciana Ricardo Tormo, que el próximo domingo acogerá la duodécima prueba del Mundial de motos, satisface a todos: impulsores, promotores, pilotos y aficionados. La inversión, unos 7.000 millones de pesetas finalmente, está a la altura de su trazado e instalaciones. Los expertos afirman que es una de las pistas más atractivas del mundo. Por varias razones: desde cualquier punto se puede seguir toda la carrera (varios edificios fueron desalojados de su interior); y el trazado es muy técnico, según los pilotos, por lo que la pericia desempeña un papel relevante.El Circuit Comunitat Valenciana Ricardo Tormo, ubicado en Cheste, a 20 kilómetros de Valencia, cuenta con un trazado de 3.998 metros y puede acoger a 110.000 espectadores. Con esta obra se pretende, entre otras cosas, potenciar la actividad en la Comunidad Valenciana, un tanto oxidada en los últimos años. Una tierra fértil en pilotos dispone ya de un circuito digno. Las nuevas generaciones podrán disfrutar de una obra de la que no pudieron gozar los pilotos valencianos Jorge Martínez Aspar, cuatro título mundiales, Ricardo Tormo, dos, o Manuel Champi Herreros, uno. El circuito de Cheste ha tardado 25 años en tomar cuerpo. Cuando Salvador Gascón, actual presidente de la Federación Valenciana de Motociclismo, presentó en 1976 la primera propuesta de un circuito de velocidad para la Comunidad Valenciana, en España sólo existía una instalación de este tipo, el Jarama, en Madrid.

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Gascón conoce al dedillo la historia del nuevo circuito valenciano, porque él es el impulsor y promotor de la mayoría de los proyectos, hasta 15 antes del definitivo de Cheste. Desde que viajó a Florida (Estados Unidos) en 1975 para ver el circuito de Dayton, Gascón regresó empeñado en construir un circuito de velocidad en la Comunidad Valencia: "Aquí dabas una patada a una piedra y salía un piloto. Cuando llegué de Florida, me convencí. Aquella era una zona muy parecida a Valencia, el clima era el mismo". La idea se convirtió en una obsesión. Y comenzaron los problemas: expropiaciones imposibles de terrenos, falta de dinero, indecisión...Primero fue en Cullera (localidad costera a 30 kilómetros de Valencia), luego Gandía, Sueca, L"Alcúdia, Oliva, Llaurí, Benidorm. Mientras en Valencia morían proyectos, nacían nuevos bocetos y se deshojaba la margarita, fuera de la Comunidad Valenciana se inauguraban otros circuitos: Jerez (1985), Albacete (1992), Montmeló (1992).

Las primeras manifestaciones de protesta de aficionados al motociclismo comenzaron en mayo de 1994, y consiguieron reavivar temporalmente la polémica por el circuito. El proyecto estaba atascado. Cuatro años antes, en 1990, el entonces presidente del Gobierno valenciano, el socialista Joan Lerma, había colocado la simbólica primera piedra del circuito de Cheste. Entonces el presupuesto era de 3.100 millones de pesetas y los aficionados comenzaban a frotarse las manos. La Generalitat había invertido 400 millones en expropiar 1.521.650 metros cuadrados de terreno. Pero como otras veces, el proyecto se paralizó. El hecho de que en España ya existieran instalaciones suficientes para albergar campeonatos del mundo y el gasto que suponía acometer una obra de tal calibre -de nuevo la misma excusa, la misma cantinela- frenaron el inicio de las obras ante la indignación de los aficionados, que comenzaron a manifestarse cada domingo en señal de protesta. Ante la presión, la Generalitat se plantea a finales de 1994 construir tres circuitos pequeños por un coste aproximado de 400 millones cada uno. Pero nada, una nueva propuesta que cayó en saco roto. En junio de 1995 se produce el cambio de gobierno, con la llegada del PP a la Generalitat. José Emilio Cervera, nuevo director general de Deportes, retoma el asunto. En diciembre de 1995, después de desestimar diversas opciones, Cheste es la candidatura elegida para la construcción de una pista permanente, pero el gobierno admite su incapacidad para financiar el proyecto. A favor de Cheste juega el hecho de que el anterior equipo de gobierno hubiera invertido ya casi 600 millones en expropiación de terrenos y estudios. Entretanto, resurgen propuestas aparcadas y disputas entre los diversos grupos políticos. Hasta 1997 no comienzan las obras en los terrenos de Cheste, que concluyeron hace apenas unos meses. La flamante obra ha enterrado 25 años de escepticismo.

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