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Una exposición de pinturas de Bigas Luna muestra el lado más íntimo del cineasta

En sus destierros temporales, el cineasta Bigas Luna escribe a los amigos y familiares. Las misivas suelen ir acompañadas en su reverso de imágenes plásticas que complementan el mensaje. Bigas Luna ha decidido descubrir al público estos pequeños retazos de intimidad. La Galería Metropolitana de Barcelona acoge hasta el 19 de noviembre un gran mural donde presenta, con el nombre de Cares de l"ànima, cerca de 700 de pequeños cuadros del director. Junto al mural se exhiben dos series más, Anfang (El principio, en alemán) y Allatrice (Dar el pecho, en italiano).

La técnica empleada en Cares de l"ànima es el collage. Todas las obras evocan más o menos explícitamente un rostro que pretende ser el reflejo de un estado anímico. "Hay en las piezas", dice Bigas Luna, "un deseo de expresar el alma, que aunque no sé si realmente existe, es para mí el reflejo de la espiritualidad". Bigas Luna, además de la pintura, utiliza elementos procedentes de la naturaleza, como ramas y hojas secas. En algunas ocasiones, los elementos que forman parte de la composición material de las piezas del cineasta proceden de objetos usados por el propio artista. Por ejemplo: un trozo de piel de uno de sus sombreros. Otra de las singularidades de las piezas que se exhiben en la exposición es su precio, muy por debajo de cualquier cotización artística. "La idea básica de la economía de las obras es la intención de generosidad", dice Bigas Luna. Un ejemplo de expresión conjunta de intimidad y de dimensión pública del trabajo de Bigas Luna lo ofrecen las obras que pertenecen a su serie Anfang. Estas piezas están formadas por las anotaciones que realiza el artista durante los rodajes. Son pequeños papeles llenos de apuntes que van convirtiéndose en un gran lienzo unidos por alfileres proporcionados por Franca Squarciapino, una de sus colaboradoras de vestuario. Anotaciones pintadas Este método constructivo le permite crear obras plásticas de formato medio y grande que pueden ser dobladas y viajar fácilmente de una localización a otra del rodaje. Cuando el director cinematográfico tiene un determinado número de anotaciones unidas, pinta sobre ellas. "Son anotaciones que ya no vuelvo a leer y expresan, por tanto, mi intimidad tal cual", revela Bigas Luna. La tercera serie que compone la exposición, titulada Allatrice, la forman obras que tienen en el símbolo maternal su nexo común. "De pequeño estaba convencido de que los pechos de las mujeres estaban llenos de leche. Cuando mi madre me cogía en sus brazos y me apretaba entre sus grandes pechos, siempre tenía miedo de que empezaran a desprender leche y me mojasen la cabeza", recuerda el cineasta. Esta fijación y evocación infantil, cargada de referencias simbólicas, está presente en sus trabajos fílmicos. En especial en la película La teta y la luna, pero también en muchas otras de sus obras. Las de esta serie son las piezas más antiguas de la exposición. Es decir, las que el cineasta creó hace más tiempo. La relación de Bigas Luna con el mundo de las artes plásticas no es en absoluto reciente. "De hecho, entré en el mundo del cine procedente de la creación artística. Al experimentar con cámaras polaroid y con vídeo fue cuando entré en contacto con el cine", explica el director de Bilbao. Para el cineasta, existe un gran proximidad entre la pintura y el cine. "Estoy preparando unos talleres de cine en los que la presencia de pintores será muy importante. Creo que los pintores tienen gran capacidad para el cine. Pienso que cuando se simplifique su técnica, muchos pintores pasarán al cine", concluye Bigas Luna.

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