Los antípodas se acercan
Ramón Rabanera: su victoria electoral en Álava superó las mejores expectativas de su partido, el PP y removió los cimientos de una institución gobernada durante 20 años por los nacionalistas. Pablo Gorostiaga: un veterano militante de HB con enorme carisma en su pueblo, Llodio, que en pocos meses ha cambiado el catre de la cárcel por su antiguo sillón de alcalde. Dos de los principales terremotos políticos del 13-J en Álava se citaron ayer en Llodio. Dos personalidades distintas -o más bien opuestas-, dos ideologías (PP y EH) que viven en los antípodas se reunieron en una fotografía digna de guardar. No fue un encuentro al uso. Tal vez por aquello de que el aire libre y una buena comida fomenta las relaciones interpersonales, se suprimieron los formalismos. La visita se convirtió más en una excursión. El punto de encuentro elegido fue el peaje de la autopista A-68 en Areta, precisamente la localidad donde nació Gorostiaga hace 57 años. Por una parte, desembarcaron tres diputados y un ex: el propio Rabanera, Carlos Samaniego (teniente de diputado general), Antonio Aguilar (Obras Públicas y Urbanismo) y Juan Carlos Peral, anterior titular de Hacienda y ahora, de vuelta a su puesto funcionarial, secretario del diputado general. De la parte local, el alcalde llegó en autobús junto a buena parte de la corporación de Llodio. También estuvo presente el parlamentario del PP Carlos Urquijo, llodiano. Todos juntos recorrieron distintos emplazamientos del municipio, hasta acabar en torno a una mesa. En el recorrido, Rabanera y Gorostiaga intercambiaron apreciaciones e información sobre los problemas de la zona. No sólo en el terreno político: "¿Y en qué división juega ahora el equipo de Llodio?", se interesó el diputado general. En ningún momento de la jornada pudo vislumbrarse la distancia sideral que separa al diputado general del alcalde del segundo municipio alavés, mucho más allá de los 50 kilómetros que distan el Palacio de la Diputación en Vitoria y el Ayuntamiento de Llodio. "Queremos ser un gobierno de todos los alaveses y venir a Llodio, con un alcalde de EH, es una de las formas de demostrarlo", reiteró Rabanera tanto en público como en privado a Gorostiaga, quien apostó por la misma vía . No hubo acuerdos concretos, aunque tampoco se pretendían en un primer cara a cara. Sólo unos primeros compromisos muy generales: "Álava tiene una deuda con Llodio y tiene que ser asumida por todo el territorio", advirtió Rabanera. Por lo visto, el diputado general está dispuesto a restañar las heridas de Llodio y de sus habitantes. Y eso que entre las vivencias recientes de un cargo del PP y las de Pablo Gorostiaga, encarcelado el año pasado por el caso Egin, se supone que debería haber un abismo de desencuento. Sólo queda comprobar si el acercamiento entre Rabanera y el alcalde de Llodio podría extenderse a otras plazas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.