El trabajo editorial

He leído con mucho agrado la carta de Pablo López Medel, que, con el título Libros para leer, publican en su edición del viernes día 10 de septiembre. Digo que con mucho agrado porque agradable es conocer la opinión y la experiencia personales de "un joven como tantos otros al que le apasiona la literatura". Hay tantas voces que continuamente afirman que los jóvenes no leen, que la lectura es un hábito social en retroceso, o que la lectura de los clásicos exige un esfuerzo que los nuevos lectores son incapaces de realizar, que la declaración de su joven comunicante ("siento que hoy por hoy ya tendría que haber leído cientos de obras") resulta reconfortante y esperanzadora para los muchos españoles que amamos la lectura y creemos en la importancia de la literatura como instrumento de conocimiento y de acceso a la realidad. ¡Ojalá que quienes tienen la responsabilidad de administrar la educación de nuestros jóvenes ciudadanos acertaran a situar en el primerísimo puesto que le corresponde la lectura de las obras que han jalonado la formación de los valores sociales y el largo proceso de la humanidad para aproximarse a la realidad! Se queja el joven López Medel de que tuvo dificultades en leer Rojo y negro a causa de lo nada cuidadoso de la edición que manejó. Hace bien, y su queja pone de manifiesto la importancia del trabajo editorial porque, como él ha experimentado, no todas las ediciones son iguales. Así que, como ya viejo lector y persona que ha hecho del libro y la lectura su profesión, me permito aconsejarle que, junto al precio, busque para la creación de su biblioteca la bondad de la edición. Saldrá ganando, y con él los profesionales del libro que desde siempre mantenemos que la calidad, y no sólo el precio, hacen a los buenos lectores... y a los buenos editores.- . .