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Schröder promete seguir su programa de reformas pese al nuevo revés electoral

Pilar Bonet

El Partido Socialdemócrata alemán (SPD), el principal miembro de la coalición gubernamental, continuará la política de reformas que ha emprendido y tratará de explicarla "puerta por puerta", si es preciso. No habrá cambios pese al nuevo castigo electoral en los comicios del domingo en las regionales de Turingia y en las municipales de Renania del Norte-Westfalia. Así lo anunció ayer, en Berlín, el secretario general del SPD, Franz Müntefering, mientras que el partido estaba reunido a puerta cerrada.

"Haremos nuestro trabajo, reduciremos el endeudamiento y aprobaremos el Programa de Futuro", dijo Schröder de camino a la reunión. Esta vez, el canciller ha roto con la costumbre de aparecer ante los medios de comunicación para comentar los resultados electorales, inmediatamente después de conocerse. Schröder, cuyo prestigio personal se encuentra en juego, no está, por lo visto, para dedicarse a las relaciones públicas y ayer envió al ministro de Defensa, Rudolf Scharping, a Viena para atender en su nombre una invitación de su homólogo austriaco Víktor Klima.El SPD ha asumido no sólo su fracaso en las urnas (un 18,5% de los votos en Turingia y el descalabro en su base de poder de la cuenca del Ruhr), sino también la responsabilidad por la victoria de sus adversarios. La CDU logró, con un 51% de los votos en Turingia, la mayoría absoluta - el mejor resultado desde la reunificación alemana-, y consiguió arrebatarle importantes alcaldías en Renania del Norte-Westfalia (incluida la ciudad de Essen, la cuarta de Alemania, gobernada por el SPD durante 43 años).

El PDS, el partido de los excomunistas de la RDA, se colocó en segunda posición en Turingia, con un 21,4% e incluso se hizo con una cabeza de puente en el Oeste, al lograr pequeños porcentajes en los bastiones socialdemócratas insatisfechos.

La explicación básica de lo sucedido, dada ayer por Müntefering, es que los socialdemócratas no han sabido "transmitir" correctamente su mensaje político, cuyo fin, en última instancia, es, según dijo, la "justicia social".

Müntefering exhortó ayer a los miembros del partido a cerrar filas y mantener la "unidad". Aunque los militantes piden que rueden las cabezas locales en el partido, el SPD no saca, de momento, consecuencias personales de la derrota. Entre bastidores, sin embargo, hay quien aventura que, de seguir así la racha electoral, el partido podría llegar a retirar la confianza al canciller.

Por delante, sin embargo, hay otras oportunidades para remontar: el domingo, en las elecciones de Sajonia, donde el PDS puede confirmar o no la tendencia a convertirse en la segunda fuerza política en el Este. Dentro de dos semanas, en la repetición de elecciones en los ayuntamientos de Renania del Norte-Westfalia donde no ha habido mayoría absoluta. La serie se completa con las elecciones regionales de Berlín para el 10 de octubre.

En Alemania es difícil solucionar las crisis con la celebración de elecciones anticipadas. Se necesitaría una ruptura (no previsible) de la coalición y la aparición de una alternativa distinta.

El presidente de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), Wolfgang Schäuble, calificó de "desastre" y "catastróficos" para Schröder los resultados de las elecciones. "Schröder debe gobernar y hacerlo mejor que hasta ahora, porque su primer año de Gobierno ha sido un año perdido para Alemania", dijo el político. Ante las preguntas sobre la posibilidad de una "gran coalición", Schauble insistió en que la CDU asume plenamente el papel de oposición en la política estatal y no piensa orientar su rumbo como una campaña electoral para el 2002. "Necesitamos una buena política para Alemania que impida que continúe la evolución negativa", señaló.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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