La euforia se desata en Valencia

Valencia se inundó ayer de baloncesto del bueno, del más depurado, del que enardece los ánimos. Fue el resultado de un encuentro excitante entre dos de las alternativas de poder en la Liga ACB. El Pamesa y el Pinturas Bruguer ofrecieron un cóctel explosivo e hicieron buenas las previsiones de una fantástica Liga. Ganó el Pamesa, que por algo es el nuevo líder de la competición, y lo hizo esquivando las adversidades. Una excentricidad de Tanoka Beard estuvo a punto de convertirse en una trampa mortal para su equipo. Es el precio de contar con una gran estrella. Generalmente, Tanoka contribuirá a sumar victorias. Ayer, cerca estuvo de provocar una absurda derrota. Es Tanoka, para lo bueno y para lo malo.Faltaban 14 minutos para el final. El Pamesa deleitaba con una sinfonía perfecta. El suyo era un baloncesto total, exuberante. El conjunto de Vukovic disponía de 17 puntos de ventaja (55-38), pero entonces Tanoka sufrió uno de sus típicos cortocircuitos mentales y repelió de mala manera una fea falta de Ferran Martínez. Tanoka fue expulsado y el duelo descubrió una nueva dimensión. Para el Pamesa, el festín se transformó en calvario. Para el Pinturas Bruguer, la desesperanza se tornó en aliento. Y el aliento, de la mano de Raúl López y Ferran Martínez, en serias opciones de victoria.

Hasta ese chispazo, el Pamesa se había concedido otra jornada de gran juego. El conjunto valenciano divertía y se divertía. Rodilla y Hopkins volvían a reivindicarse. Ambos empiezan a conformar una sociedad mágica. El Pinturas Bruguer no podía alzar la voz. Sólo mirar y callar, con resignación. El Pamesa Valencia no admitía intromisiones ni injerencias.

Pero llegó la enajenación de Tanoka y los valencianos quedaron conmocionados. Como si se quedaran huérfanos sin el concurso de su mastodonte. El Pinturas Bruguer advirtió ese sentimiento de indefensión y se abalanzó sobre su rival.

Las diferencias empezaron a menguar hasta que el combinado de Julbe consumó el remonte. Se asistió a una locura generalizada. El público, ante el suplicio de su equipo, se involucró más todavía en el choque. Hasta incluso le llegó la oportunidad a otro joven valor del Pamesa, Rubén Burgos, que estuvo excelente. El equipo de Vukovic pudo salvaguardar su condición de invicto. Con Rodilla y Hopkins nuevamente omnipresentes, el Pamesa lograba sobrevivir. Tres de tres y líder.