La indefinición de Villalba provoca su choque con Piles y la ruptura definitiva con Artagoitia
Héctor Villalba fue elegido presidente nacional de Unión Valenciana en octubre de 1995 con el respaldo del 94% de la asamblea nacional. El aval de Vicente González Lizondo fue definitivo. Pero el posterior enfrentamiento con el padre fundador y, sobre todo, la indefinición de Villalba cuando empezaron a surgir supuestas diferencias entre Társilo Piles, presidente provincial de Valencia, y Fermín Artagoitia, secretario general del partido, ha abocado a la formación regionalista a una asamblea que consumará una clara división interna, tras el descalabro electoral del 13-J.
Villalba y Artagoitia tenían un objetivo común cuando Lizondo dejó caer su intención de ceder la presidencia del partido. Unión Valenciana se había anclado en un discurso radical en torno a la cuestión lingüística y a una batalla por los símbolos del valencianismo que garantizaba su supervivencia pero, simultáneamente, impedía su crecimiento. Villalba anunció entonces una "renovación con mayúsculas". Társilo Piles se sumó al equipo renovador y asumió un puesto clave en la organización regionalista, la presidencia provincial de Valencia. La asamblea que elevó a Piles al cargo constituyó el suicidio político de González Lizondo, que se enfrentó a la militancia con un patético discurso de despedida sin contenido político y plagado de reproches personales. Vicente Ferrer, el candidato avalado por Lizondo para la presidencia provincial de Valencia, se mostró dispuesto entonces a pactar con Villalba a costa del sacrificio de Piles. Pero el flamante presidente nacional había depositado en el estratega del partido una gran responsabilidad sobre el aparato financiero de la organización y rechazó la oferta de Ferrer. La ruptura con Lizondo derivó en un violento enfrentamiento y una posterior escisión en el seno de la familia regionalista. Los seguidores del padre fundador optaron por escindirse y crearon una nueva formación, Iniciativa de Progreso de la Comunidad Valenciana. La muerte de Lizondo, en diciembre de 1997, elevó a Villalba a la presidencia de las Cortes, un cargo institucional impropio para el máximo responsable de un partido que aspiraba a establecer sus diferencias con el Partido Popular, al que estaba atado por un acuerdo de gobierno. La renovación con mayúsculas peligraba. Artagoitia amenazó con renunciar a todos sus cargos en el seno de la formación regionalista a mediados de 1997, pero atendió los requerimientos del presidente nacional y mantuvo el cargo. La pose institucional de Villalba trasladó el protagonismo político a Piles, que consumó la ruptura con el PP en el Ayuntamiento de Valencia, y a Artagoitia, portavoz parlamentario y responsable de la implantación territorial del partido. Piles y Artagoitia nunca habían mantenido unas relaciones personales fluidas. El portavoz municipal es un histórico militante del valencianismo y siempre ha sido considerado el mejor estratega de los regionalistas. Pero tropezó con Lizondo en tiempos remotos y aprovechó la ocasión que le brindó Villalba para rehabilitar su situación en el partido. Artagoitia, sin embargo, procedía del CDS y, desde su posición de secretario general, afianzaba poco a poco un poder territorial que ponía en peligro la preeminencia de la ciudad de Valencia en el seno de la organización. Piles y Artagoitia siempre negaron sus diferencias, pero la distancia entre ambos nunca dejó de crecer. Villalba pudo detener el enfrentamiento. En cierta ocasión, Piles llegó a exigir una reprimenda para un supuesto colaborador de Artagoitia que estaba en nómina del partido como asesor del presidente de las Cortes. Pero Villalba evitó pronunciarse. De hecho, consintió que la situación se mantuviera latente y que el choque entre sus más próximos colaboradores se reprodujera a la hora de confeccionar las listas para las pasadas elecciones autonómicas. La indefinición del presidente nacional, que parecía sentirse muy cómodo mientras Piles y Artagotia intentaban acallar sus divergencias, muestra ahora sus frutos. Piles respalda la candidatura de José María Chiquillo a la presidencia nacional, frente a la opción de Enrique Ramón, una lista que recoge a los más fieles colaboradores de Villalba. Artagoitia ha optado por desvincularse de la organización regionalista, pero sus herederos, que no han presentado una opción propia, expresan su rechazo negando su apoyo a cualquiera de las dos listas principales.
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