Carlos Herrera declarará como testigo en el juicio de las "giraldillas"

El periodista Carlos Herrera y 22 policías declararán como testigos el próximo día 22 en el juicio contra los 11 jóvenes acusados de causar disturbios durante la inauguración del Campeonato Mundial de Atletismo de Sevilla. Según fuentes judiciales, la fiscal pedirá para cada uno de los procesados una multa de 720.000 pesetas por un delito de desórdenes públicos y para uno de ellos una pena adicional de un año de cárcel por resistencia a la autoridad. En plena ceremonia de inauguración, un par de giraldillas falsas saltaron al escenario con un mensaje estampado en el pecho en el que se solicitaba el acercamiento de los presos vinculados a ETA al País Vasco. Asimismo, otros tres intentaron descolgarse con cuerdas desde uno de los voladizos con una pancarta alusiva al mismo tema. Carlos Herrera fue testigo de excepción de todo esto, ya que se encontraba en un atril en pleno escenario en su papel de presentador del acto. Una de la giraldillas falsas incluso estrechó su mano. Por su parte, los policías citados fueron los que intervinieron en el desalojo del escenario. La defensa, a cargo de Miguel Cuéllar, Eduardo Millán y Juan Carrique, solicitará la absolución del joven detenido cuando grababa la escena en vídeo, pues, en su opinión, éste simplemente estaba haciendo su trabajo. Sin embargo, fuentes cercanas al caso aseguran que la juez tiene en su poder una foto de este joven charlando con una de las personas involucrada en los desórdenes. Como alternativa para los restantes procesados, sus letrados admitirán la posibilidad de rebajar los hechos a la categoría de falta (con una pena aparejada de 6.000 pesetas) ya que en su primera declaración judicial no negaron su participación, se remitieron a un comunicado y aseguraron que sólo pretendían hacer una protesta pacífica. Los abogados defensores estudian también citar como testigos a algunos miembros de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco, como apoyo para su argumento de que el acercamiento de presos "es una reivindicación perfectamente asumida por la sociedad vasca".