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El alcalde de la capital refuerza las medidas de seguridad

Las medidas de seguridad en Moscú han sido reforzadas a partir de ayer, más aún que las que ya existían después del atentado ocurrido hace una semana en el centro comercial de la plaza Manezh, a pocos pasos del Kremlin. La orden la dio ayer el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, quien se inclina por creer que la explosión de anteanoche fue otro acto terrorista, que puede estar ligado con la guerra de los rusos en Daguestán y las redes chechenas en la capital. La noticia es mala para todas las personas de pelo negro y piel algo oscura, pues la orden dada por Luzhkov significará en la práctica que detendrán para registrar y comprobar documentos a toda persona que tenga estas características. Y si el detenido tiene la mala suerte de ser un checheno, aunque oficialmente sea tan ciudadano ruso como un eslavo, terminará en comisaría.

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Persecución al checheno

Esto no es algo nuevo en Moscú. Ya ocurrió durante la guerra entre Chechenia y Moscú, cuando se desató una verdadera persecución a las personas que parecían chechenos. En las redadas policiales cayeron desde azerbaiyanos hasta uzbekos e incluso ciudadanos de países que nunca pertenecieron a la URSS, especialmente latinoamericanos. Y ya empezó a ocurrir a partir del 31 de agosto, cuando en el lujoso centro comercial de la Manezh estalló una bomba con medio kilo de explosivo, dejando un muerto y más de 30 heridos. Aunque no hay indicio alguno que apunte al origen checheno de ese atentado, los policías moscovitas han detenido desde entonces a más de 300 personas de origen caucásico, lo que incluso ha provocado denuncias ante el Defensor del Pueblo. Ahora la situación de los caucásicos empeorará, ya que Luzhkov ha dicho que tras esta última explosión, así como tras la anterior, "se ve el deseo de los bandidos de vengarse por la primera derrota en Daguestán".

Mientras tanto, en esa república norcaucásica, donde los rusos continúan combatiendo contra los extremistas islámicos, las fuerzas federales reconocieron haber perdido ayer su primer avión. Se trata de un caza Su-25, derribado en el centro de Daguestán, una de las dos zonas donde las tropas combaten a los integristas, que están oponiendo una feroz resistencia.

El piloto logró desviar el avión de los poblados y de las posiciones de las tropas rusas, tras lo cual procedió a saltar. Un equipo de rescate encontró al poco tiempo al piloto, cuyo estado es "satisfactorio", según los médicos. Los rusos afirman que ésta es, desde que estallaron los primeros enfrentamientos en agosto en Daguestán, la primera pérdida de un avión de combate.

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