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Los sindicatos exigen al Gobierno que pague más peonadas para evitar la caída de ingresos por la sequía

El desastroso balance del año hidrológico andaluz, el más seco desde que el Instituto Nacional de Meteorología recopila datos sobre las lluvias caídas, ha disparado los temores de los sectores económicos más vinculados al agua. UGT y CC OO aseguraron ayer que las cosechas perdidas impedirán a muchos de los 400.000 jornaleros andaluces realizar las suficientes peonadas para acceder al subsidio agrario. Los sindicatos exigen al Ministerio de Trabajo que establezca un fondo extraordinario de 10.000 millones de pesetas para generar dos millones de jornales en obras rurales.

La falta de lluvias ha provocado en estas últimas semanas un aluvión de informes. En esta carrera de cifras sin referente oficial (ni Gobierno ni Junta han realizado todavía una estimación de las consecuencias económicas de la sequía), los números sindicales se han quintuplicado en tan sólo un mes. Si el pasado 4 de agosto UGT calculaba que la falta de lluvias provocaría la pérdida de dos millones de jornales, ayer los dos sindicatos mayoritarios ampliaban el perjuicio a 10 millones de jornales en la región y a 15 millones en todo el Estado. El secretario general de la Federación de Trabajadores del Campo de UGT, Juan Aguilar, afirmó en rueda de prensa que los 400.000 jornaleros andaluces dejarán de ingresar unos 50.000 millones de pesetas y aseguró que los trabajadores que recogen la cosecha de los cultivos más afectados (olivar, cereales de invierno, girasol o remolacha), tendrán casi imposible conseguir las peonadas requeridas para cobrar el subsidio agrario. Los sindicatos han solicitado una reunión al Ministerio de Trabajo en la que reclamarán la dotación de un fondo extraordinario de, al menos, 10.000 millones de pesetas, que garantice la financiación de dos millones de jornales adicionales en obras rurales. De esta manera, explicó el secretario general de la Federación de Trabajadores del Campo de CC OO, José Fuentes, se sustituirían las peonadas que perderían los jornaleros por la disminución de cosechas y se les permitiría llegar al mínimo exigido para cobrar el subsidio.

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