_
_
_
_

La autopsia no puede determinar cómo falleció la joven de Vizcaya

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

La autopsia practicada a Laura Orue, de 21 años, encontrada semienterrada el pasado domingo cerca de su caserío de Zeberio (Vizcaya), no ha podido determinar la causa del fallecimiento. El informe forense ha confirmado que la joven no sufrió agresiones ni fue violada. El juez ha decretado el secreto sumarial. El cuerpo ha sido remitido al Instituto de Toxicología de Majalahonda para que analice las vísceras. La conclusión de la prueba pericial, adelantada ayer por la Cadena Ser, incorpora nuevas incógnitas al caso que ha conmocionado a Vizcaya. La joven, estudiante de Magisterio, fue vista por última vez a las 0.30 del 29 de agosto tras abandonar el restaurante donde trabajaba desde hacía cuatro meses. Después fue a su casa, se cambió de ropa y se dispuso a acudir a la cita que tenía con sus amigas a la 1.30 en Llodio, población alavesa cercana que estaba en fiestas.

A partir de ese momento, la hipótesis más fiable barajada por la Ertzaintza es que Laura Orue cogió su coche y alguien que ella conocía se montó en el vehículo. El automóvil fue encontrado horas después en la estación de tren de la localidad de Miraballes.

El cuerpo sin vida de Laura conservaba la ropa interior y había sido despojado de sus pantalones y zapatillas, que todavía no han sido encontrados. Los restos estaban semienterrados bajo unos helechos, de los que sobresalía una pierna. La fosa era de 1,50 metros de longitud y 50 centímetros de profundidad. La Ertzaintza investiga si fue excavada con la ayuda de un pico y si para ello fue necesario más de una persona. Las pesquisas policiales se centran en las amistades de la joven. Ayer por la tarde, miles de personas asistieron a su funeral.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_