Repsol admite que vende el gasóleo más caro en función de la ubicación de la gasolinera
Repsol, líder del suministro a gasolineras, admite que en Madrid el gasóleo de automoción es el más caro de España, y reconoce que esta diferencia se debe a su "política comercial" y a lo que denominan "estructura de costes". Este reconocimiento se produce después de que la patronal de estaciones amenazase con mostrar públicamente las facturas para demostrar que no ganan nada con tal sobreprecio del gasóleo en la capital. Según documentos que ha visto este diario, los empresarios compran el gasóleo a un precio determinado en función de dónde esté situada su estación. En la capital cuesta hasta cinco pesetas más que en el resto de municipios madrileños. Repsol lo llama "segmentación de públicos objetivos".
Acabó el misterio sobre el precio del gasóleo en la capital. El presidente de la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio, Luis Montejano, en nombre de todos sus representados, exigió el pasado miércoles a Repsol que aclarara públicamente que no eran los gasolineros quienes imponían el alto precio que tiene el gasóleo de automoción en Madrid respecto a localidades próximas. Este combustible alcanza en la capital el precio más alto de toda España. Se halla cinco pesetas por encima de la comunidades más baratas, como Murcia, y 3,2 por encima de la media nacional. Por contra, el precio en Madrid de la gasolina súper y de la sin plomo de 95 octanos se sitúa unos céntimos por debajo de la media nacional. El automovilista que reposta gasóleo en Madrid puede pagar hasta un 5% más que si lo hace en otros municipios de la Comunidad. Los gasolineros afirman que el gasóleo les cuesta de cuatro a cinco pesetas más en la capital madrileña que en el resto de la Comunidad. Cuando se hizo público este detalle, Repsol respondió que el sobreprecio del gasóleo en la capital se debía a varios factores: "Uno es la lejanía de las refinerías. Otro es que Madrid es una de las capitales europeas con menor dotación de gasolineras por su población, y su [enorme] parque automovilístico. El número de gasolineras en Madrid es claramente escaso. Y hay una fuerte demanda. Todo esto dispara los precios". Esta versión incendió a los gasolineros
Áreas geográficas
La patronal madrileña de las estaciones de servicio exigió entonces a esta petrolera, líder en el sector al copar el suministro de más del 50% de las gasolineras, que aclarase que la carestía en Madrid del gasóleo de automoción no se debía a la escasez de puntos de venta, sino a una política comercial de Repsol, que marca distintos precios según el área geográfica a la que suministra.Los gasolineros amenazaron, incluso, con difundir las facturas de compra para probar sus dos argumentos: que ellos, sea cual sea el precio final recomendado de venta al público, cobran la misma comisión (seis pesetas por litro y otros incentivos menores), y que la petrolera les vende a diferente precio el combustible según el lugar del negocio.
Repsol rectificó el viernes su versión. Su portavoz, José María García Perrote, reconoció a este diario que "el escaso número de gasolineras es el factor que menos influye en el precio del combustible en Madrid".
Invocó que pesan más otros factores. Y esta vez mencionó "el precio del suelo de la gasolinera, el coste de los empleados o el coste de transporte". Sin embargo, todos estos argumentos son rechazados firmemente por los gasolineros: "El coste del suelo es nuestro, el coste de los empleados es nuestro y el precio del transporte nunca llegaría a una diferencia de cinco pesetas". Sólo hay una justificación de Repsol que los gasolineros dan por buena. Es ésta: "Nosotros recomendamos el precio de venta final. Es un precio para cada gasolinera. Y hay diferencias. Puede haber hasta diez pesetas de diferencia entre una y otra estación. Nosotros le recomendamos el precio al gasolinero, y él puede bajarlo con cargo a su margen comercial. La situación de Madrid capital, como mercado, y la del resto de la Comunidad es otra. Son dos segmentos de mercado. Uno es la manzana central, que tiene unos precios distintos en los que influyen los costes logísticos y una política de segmentación de públicos objetivos".
"Segmentación de públicos-objetivos" significa que el conductor de la capital paga hasta cinco pesetas más caro el litro de gasóleo que quien reposte en las carreteras o pueblos de la Comunidad. Y lo paga, según los gasolineros, porque Repsol se lo vende más caro. Este sobreprecio madrileño, según la patronal gasolinera, perjudica a quienes venden en la capital. "Hemos perdido un 20% de ventas. La gente prefiere repostar gasóleo fuera". La paradoja es que la gasolina tiene un precio uniforme en toda la Comunidad. Pero el gasóleo, no. "Compensan en la capital los precios de la costa, que son más bajos porque sufren más competencia", explican los gasolineros.
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