Los atracadores de Málaga usaron tres idiomas para despistar a los testigos
Los cinco atracadores que anteayer robaron 11 sacas con 537 millones de pesetas en divisas y una partida de diamantes en la terminal de carga del aeropuerto de Málaga hablaron "deliberadamente" en varios idiomas para confundir a la policía. Así lo aseguró ayer Juan Antonio O"Donnell, inspector jefe de la comisaría de Málaga. Según los testigos, los ladrones se comunicaron entre ellos en inglés, francés e italiano. Pero la policía no descarta que sean de alguna otra nacionalidad dado que "los que escucharon" a los asaltantes "no eran políglotas". En principio se barajó la posibilidad de que fueran italianos o albanokosovares, pero la policía no confirma nada. "La Interpol y la Europol están trabajando en el rastreo de los posibles delincuentes, pero no se puede afirmar aún que se trate de extranjeros. Pueden haber fingido que lo son para despistar", explicó el portavoz policial. El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, confirmó ayer en Barcelona que el atraco es obra de un grupo organizado "conocedor de los horarios de las compañías de seguridad que custodiaban el dinero". Mayor no descartó que la banda hubiera tenido a uno de sus miembros infiltrado en la empresa encargada del transporte de las sacas. "No descartamos ninguna posibilidad", dijo. Pero las investigaciones acaban de comenzar y fuentes policiales indicaron ayer que es pronto para sacar conclusiones. Por el testimonio de los dos vigilantes, la policía ha deducido que en el asalto se usaron armas de guerra. "Se trata de metralletas y subfusiles sin culatín. Los atracadores las llevaban colgadas del hombro", dijo un portavoz de la Comisaría Provincial de Málaga. El único vestigio que los delincuentes dejaron en la huida son dos casquillos de los proyectiles que dispararon al aire. La Brigada de Policía Científica de Madrid no había enviado ayer los resultados del examen de balística. Aparte de los rastros que pudieran haber quedado en la camioneta que usaron para el atraco, la próxima pista podría llegar cuando los delincuentes intenten poner en circulación los diamantes, cuyo valor supera los cien millones de pesetas.
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