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La Real descubre otra mina

El colombiano Bonilla es un goleador más sagaz que contundente

Cuando la Real Sociedad se fijó en la selección colombiana de fútbol, eligió al mejor. Algo habitual cuando el cuerpo técnico del club donostiarra indaga en los mercados marginales del fútbol. Víctor Bonilla no era tan poderoso como Ricard, un delantero curtido en la liga inglesa, ni tan explosivo como Congo -el futbolista en el que se fijó el Madrid- ni tan generoso en el regate como Zambrano, ni tan prometedor como el jovenzuelo Montaño. Ellos eran futbolistas de una sola característica. Bonilla era el resumen mejorado de todos ellos. Un ejemplo de sagacidad.La Real volvía a las andadas. Kovacevic había dejado en las arcas más de 3.000 millones y el club utilizó poco más de 700 para contratar a un outsider del mercado, que a priori representaba la antítesis del mocetón yugoslavo: filigrana frente a contundencia, velocidad frente a potencia, habilidad frente a rotundidad.

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La Real tiene a gala disfrutar de lo que compra y rentabilizar inmejorablemente lo que vende. El post-realismo, sin embargo, se convierte en una losa para los que abandonan Anoeta. Kodro pasó de héroe a villano en una temporada. Kovacevic ha ido al Juventus, un club de élite, a ejercer de meritorio. Bonilla que el sábado presentó la credencial en España (con dos goles al Atlético) se suma al catálogo de goleadores ilustres desde que Toshack impulsó la contratación de extranjeros en el equipo donostiarra.

Es el décimo de una lista que incluye algunos fracasos muy ligados al aflojamiento de la tesorería (caso del austríaco Pürk), a la reconversión de lo ya existente (el méxicano Luis García) o a las personalidades conflictivas (Atkinson) o pusilánimes (Cvitanovic).

Bonilla, un delantero nacido en Tumaco (Colombia) hace 28 años, se había acreditado en el Deportivo de Cali, registrando 37 goles en la Liga de su país y liderando la emergencia de un fútbol más atractivo que sólido. Cuando la Real puso manos a la obra, se encontró con que debía adquirirlo del Rentistas de Paraguay y no del Deportivo de Cali, su club real. Algún misterio debía encerrar una operación más ligada a la investigación que al talonario. Krauss ya busca jugadores para el año que viene. El noruego Andressen (Stabaek) llama a la puerta. Toda una pista para los clubes, si no quieren sufrir, como el Madrid, el efecto Congo.

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