El primer minuto se jugó en silencio en recuerdo de Aitor Zabaleta

Cada partido que disputa el Atlético en Anoeta viene precedido del recuerdo de Aitor Zabaleta, el joven seguidor de la Real que fue apuñalado en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón, la pasada temporada, en la eliminatoria que enfrentó a ambos equipos en la Copa de la UEFA. Ayer el homenaje del público donostiarra se dcesarrolló de forma singular. El primer minuto del partido se jugó en silencio. A diferencia de las circunstancias habituales, los futbolistas disputaron el primer minuto de juego (en realidad 45 segundos) con el público puesto en pie y guardando silencio. Era una cita prevista por las peñas realistas que con anterioridad habían realizado una ofrenda floral en el cementerio de Zegama, donde reposan los restos de Aitor Zabaleta. Una hora antes del partido, se había vivido un segundo homenaje con distintas actuaciones grupos de txistularis, bertsolaris (recitadores de versos), etc. La culminación de la jornada se produjo con el balón en marcha. Una situación singular, ajena a la tradición del protocolo. También el Atlético jugó con la superstición y eligíó un cambio de campo que alteró la norma que suele utilizar la Real Sociedad. El partido comenzó de forma extraña y la Real tardó en comprender el cambio de guión físico, ambiental y deportivo Silencio frente a rugido, ataque donde se suele plantar la defensa y un rival que, de pronto, se comporta de una forma imprevista. Fue un partido al revés. Ganó el que perdía, De Paula marcó en el primer balón que alcanzó, Bonilla precedió cada uno de sus goles con sendos fallos clamorosos. ahoganndo gritos de desaprobación, De Pedro batió en el kilometraje a rivales y compañeros, Gamarra se cansó de buscar a su defensa y José Mari flirteó con el constipado por falta de actividad. Hasselbaink, la esperanza goleadora del Atlético sólo figuro en la hoja de infracciones.