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Un periodista de Irlanda arriesga la cárcel por no revelar sus fuentes

Ed Moloney, corresponsal en Irlanda del Norte del semanario irlandés Sunday Tribune, se expone a una sentencia de hasta cinco años en prisión más una multa al negarse a entregar las notas de una entrevista que realizó hace diez años. El entrevistado, el presunto paramilitar protestante y agente de la policía infiltrado en la Asociación en Defensa del Ulster (UDA), William Stobie, fue acusado en junio del asesinato en 1989 del abogado republicano Patrick Finucane. Stobie alega que informó en dos ocasiones a la policía norirlandesa, el Royal Ulster Constabulary (RUC), de un inminente plan para asesinar al letrado. Ahora, un juzgado del Ulster puede dictar una sentencia de hasta cinco años de cárcel contra el periodista por no violar el secreto profesional.Stobie no es el único acusado de connivencia en la muerte de abogados republicanos -tras Finucane, fue asesinada este año Rosemary Nelson- entre las fuerzas de seguridad y los paramilitares protestantes. La organización British Irish Rights Watch denuncia, entre otros abusos de las autoridades estatales, que "miembros del RUC sugirieron a la UDA que matara a Patrick Finucane".

Naciones Unidas exige igualmente una investigación independiente sobre las circunstancias de la muerte del abogado republicano. El Gobierno de Tony Blair se resiste a la petición internacional. En su ausencia y ante la creciente presión, el jefe del RUC, Ronnie Flannagan, reabrió el caso el pasado abril. El inspector de policía John Stevens, encargado de la investigación, intentó requisar las notas privadas de Moloney y pidió la orden judicial bajo la legislación en prevención del terrorismo. Tras el veredicto, previsto para los próximos días, este periodista especializado en el conflicto norirlandés desde 1979 podría recibir una sentencia máxima de cinco años en prisión.

Ética periodística

La defensa del periodista expuso ayer en el juzgado de Antrim, Irlanda del Norte, el riesgo que implica la orden judicial de entrega del material de trabajo. Y a la espera de la resolución de la vista, ante el juez y sin jurado, Moloney defendió la naturaleza de la profesión periodística: "Nuestro trabajo no consiste en recopilar pruebas para el Estado. No puedo entregar esas notas. Si lo hiciera rompería la ética profesional", señaló.En el escenario norirlandés, la orden judicial conlleva un doble riesgo. Moloney teme por su vida y por las perspectivas de trabajo en el futuro si accede a la petición de Stevens. "Pondría mi vida en peligro. Cuando se cubre este tipo de historias siempre hay riesgos, pero si colaboro con la policía el riesgo sería intolerable", señaló.

En el momento de la entrevista, en 1990, Moloney se comprometió a no utilizar el material hasta que "algo malo ocurriera" al presunto agente infiltrado. Su arresto como responsable del asesinato de Finucane dió luz verde a la publicación, el pasado junio.

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