"Es posible ser competitivo sin doparse"
ÓSCAR GOGORZACuando se dio a conocer, lo hizo como el druida particular de Miguel Induráin, una suerte de galeno infalible directamente relacionado con los éxitos del deportista español más asombroso de las últimas décadas. Al mismo tiempo, Martín Fiz, su atleta protegido, se convertía en el maratoniano más solicitado, mientras las suspicacias elevaban el tono. Abandonó los deportes agónicos para recluirse en Lezama, donde los futbolistas del Athletic, otra obra suya, se parecen cada vez más a auténticos atletas. Y no piensa moverse en mucho tiempo.
Pregunta. ¿Qué porcentaje puede usted atribuirse del éxito de Induráin?
Respuesta. Es muy difícil porcentuar la labor de un médico en el éxito de un deportista. Pero, en el caso de que se pueda porcentuar, ésta es muy baja.
P. ¿Es dañino el deporte de alta competición?
R. Dañino es el vivir, pero en la medida en que el deporte de competición exige competir para ganar, el organismo sufre un sobreuso. Tan dañino o más es el sedentarismo como el sobreuso. El organismo no está diseñado para que un ciclista recorra 25.000 kilómetros en una temporada ni para que esté todo el rato sentado. El deporte es quizás el residuo ancestral de la supervivencia del hombre.
P. ¿Puede un deportista de élite ser competitivo sin doparse?
R. De entrada, es difícil de definir... ¿Qué es el doping?
P. Digamos el recurso a sustancias que el organismo no genera en cantidad suficiente, o la musculación artificial...
R. Creo que es posible ser competitivo sin doparse, y de hecho, la mayoría de los deportistas de élite compiten sin recurrir al dopaje. En los últimos 10 años se han intensificado los controles, eso lo demuestra.
P. Sin embargo, en el caso Festina, al menos seis corredores de este equipo tomaban EPO. ¿Hacia dónde va el ciclismo?
R. Por muy mala imagen que tenga, el ciclismo es uno de los deportes donde más estudios científicos se han realizado y es un banco de pruebas muy importante para la salud. De lo que se pretende a lo que hay realmente existe un abismo. Los equipos ciclistas son un modelo a seguir.
P. ¿Cuál es el mayor servicio que la medicina deportiva ha hecho por todo el deporte?
R. La medicina deportiva tiene una incidencia muy importante en la alimentación, la hidratación, el control del entrenamiento, sobre todo en un deporte tan exigente como el ciclismo, en el que el sobreentrenamiento es uno de los riesgos más importantes. Realmente ha aportado mucho.
P. La fortaleza psicológica es determinante en el rendimiento físico. ¿Se trabaja adecuadamente este apartado?
R. Actualmente, la dinámica de los grupos de trabajo, desde el masajista al médico o al técnico, todo el entorno en general, ejerce una función psicológica, aunque no tenga conocimientos de psicología. Es como la pareja. Ninguno de los dos es psicólogo, pero la relación humana implica un conocimiento, aunque no sea más que intuitivo, del aspecto psicológico. No cabe duda de que este aspecto intuitivo debería tener una base más sólida, objetiva y científica, que es, creo, a lo que tendemos.
P. ¿Qué deporte le ha exigido a usted más como médico y como persona?
R. Al final todos los deportes exigen muchísimo. Exigen entrega, disponibilidad y también dedicación intelectual: hay que leer, tener contacto con otras escuelas, con otras universidades, hay que investigar y publicar. Muy al contrario de lo que la gente piensa, el nivel actual de la investigación científica española en lo relacionado con la medicina deportiva es mucho más importante que hace 10 años. Y eso sí que es dedicación. A un deportista hay que saber hablarle, y eso se estudia, exige dedicación.
P. ¿Induráin era receptivo?
R. En general, los deportistas son receptivos a cualquier información sustentada sobre datos objetivos. La credibilidad del que lo cuenta es fundamental, y Miguel creía en lo que yo le decía. P. ¿Dónde para la espontaneidad si todo está programado por el médico?
R. No todo está programado. De alguna forma, a veces se cuantifica el entrenamiento, pero esto no significa una automatización. Todos los deportistas deben escribir en un diario sus sensaciones, lo que hacen, el control del peso o la frecuencia cardiaca. El médico tiene que tener acceso a estos datos, es muy importante, de tal forma que la planificación del entrenamiento es una y luego se va modificando en función de las sensaciones recabadas por el deportista.
P. El diálogo es crucial.
R. Ésa es la clave.
P. ¿Qué les dice a los que afirman que el fútbol es sólo virtuosismo?
R. Parte de razón tienen, porque el aspecto técnico, táctico, de habilidad, explica en gran parte el éxito de un futbolista, factores que apenas inciden en el atletismo o en el ciclismo, más mecánicos.
P. ¿Se ha sentido blanco de las suspicacias por el éxito de sus deportistas?
R. Muchas veces. Lo combato con más trabajo. La envidia y la sospecha siempre están detrás del éxito, nunca del fracaso. Lo tengo asumido y a mí me ayuda mucho a seguir investigando y a publicar.
P. ¿Son culpables los médicos del dopaje sistemático?
R. El médico no tiene por qué tener la culpa de todo lo malo que ocurre en el deporte. Ni todos los éxitos son del deportista ni todos los fracasos del médico. Hay que repartir culpas.
P. ¿Qué podría hacer por Yago Lamela?
R. No me he planteado trabajar con él. Pero es una alegría tener un saltador así; sus éxitos me alegran. Pero se le ve que puede mejorar todavía.
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