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Ciudadanas de segunda

Las calles de la capital marroquí están llenas de mujeres de todas las edades que van y vienen a sus quehaceres. Vestidas con la tradicional chilaba, en vaqueros, cubiertas con un pañuelo e incluso en minifalda y camiseta, las jóvenes buscan su hueco en una sociedad a la que le cuesta reconocer su valía. "Estamos subestimadas", señalan Ilham y Hind, haciéndose eco de una queja que repiten muchas otras chicas entrevistadas. Y es que, aunque la sharia no se aplique en Marruecos con el mismo rigor que en Arabia Saudí, el estatuto personal de la mujer sigue rigiéndose por la ley islámica."Nos tratan toda la vida como a menores de edad; necesitamos el permiso de nuestro padre o nuestro marido para todo, e incluso en el caso de que te quedes huérfana y no tengas a nadie en el mundo, es el juez el que decide por ti", lamenta una joven periodista que tiene la suerte de pertenecer a una familia que no pone trabas a su trabajo.

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Marruecos, tercera oportunidad

Violencia doméstica, acoso sexual, igualdad ante la ley, son temas tabú de los que las jóvenes generaciones empiezan a hablar, tal como se refleja en revistas femeninas del tipo Citadine y Femmes du Maroc. Pero sólo las chicas. "Los chicos marroquíes tienen que cambiar de mentalidad", concluyen las entrevistadas.

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