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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ley de Aguas

En la edición de El PAÍS del pasado día 17, la portada del suplemento Andalucía presentaba una entrevista con el consejero de Obras Públicas y Transportes, Francisco Vallejo, con el siguiente titular: El 25% de los andaluces no tiene garantizado el suministro de agua. El antetítulo anunciaba: Una ley supeditará los usos al abastecimiento para consumo humano. Ya existe esa ley, se llama Ley de Aguas, está vigente desde 1986 y en su artículo 58 establece taxativamente que en todos los casos tendrá preferencia, en la otorgación de concesión para el uso del agua, el "abastecimiento de población, incluyendo en su dotación la necesaria para industrias de poco consumo de aguas situadas en los núcleos de población y conectadas a la red municipal". En el mismo artículo se insiste sobre esta preferencia al referirse a los planes hidrológicos. El Reglamento de Dominio Público Hidráulico, que desarrolla la ley, insiste, como no podía ser de otro modo, en esta preferencia. Que determinados municipios no tengan garantizado su suministro no se debe pues a la falta de una ley, tampoco a los manidos problemas técnicos, sino quizá a problemas político o económicos (¿hay alguna diferencia, hoy?). En todo caso, ello no justifica la difusión de ideas que hagan pensar en la existencia de vacío legislativo (¡en nuestro país, donde hasta mear está regulado!).- Francisco Domingo Sánchez Bejarano, delegado sindical de CC OO y guarda jurado de la CHG. Córdoba.

El trenecillo de Torremolinos

Este simpático vehículo turístico que normalmente se emplea para mostrar y explicar los lugares del municipio más atractivos por su belleza y tipismo, aquí, en nuestro actual Torremolinos, ha sido transformado por el PP y su máximo representante, en un elemento grotesco, dedicado al culto a la personalidad del faraón. ¡Asombroso pero cierto!... El trenecillo, cada mañana -ante la sorpresa general de sus ocupantes-, inicia su espeluznante y tórrido periplo tomando la dirección opuesta a su lógica andadura de playa y mar. El turista, quemado por el sol y comido por las moscas, observará perplejo unos pinos polvorientos, una ermita sin valor histórico, un polideportivo más o menos como el de su pueblo, la costosa e inútil piscina olímpica, un campo de fútbol sin césped (incomprensible para los europeos) y ¡atención!, la joya de la corona de nuestro alcalde, el maravilloso y nunca bien ponderado Auditórium Príncipe Felipe; híbrido y extraño edificio que se empezó un día como barraca de feria para música juvenil y que, posteriormente, con su entusiasmo personal y a base de millones sin presupuestar, se transformaría en un edificio de pórtico rociero: patio de butacas del que no se ve bien el escenario, columnas de lo más cursis por su estilo indefinido y una sonoridad acorde con su maravilloso diseño. Pero esto no lo es todo, porque esta rocambolesca excursión turística, estaba pendiente de haber sido completada -como broche de oro-, con la ecológica visión de una pared con 800 cadáveres que decorada con una cortina de agua (¿potable?) como pantalla artística, completaba de manera genial, la Necrópolis que a 20 metros del agua potable de la urbanización La Roca y en el mismo centro del casco de población, tenía el PP proyectado en su programa político anterior. Ha sido una verdadera lástima que la Junta de Andalucía le haya denegado tal ampliación a nuestro primer edil municipal, porque con este final de ruta, los pobres y sufridos turistas -aunque entre sepulcro y sepulcro-, hubieran visto, ¡por fin!, la playa y el mar.- Antonio Gómez-Guillamón Maraver. Torremolinos.

El azar y la necesidad

Con más frecuencia de la que desearíamos, a los tímidos, se nos escapan las palabras de la boca a mayor velocidad que el inmediato pensamiento. Tal vez, lo que ocurra, no sea más que la respuesta, inconsciente, a nuestro carácter retraído, el cual hace que en una mayoría de ocasiones nos cueste horrores hablar en ambientes donde no estamos cómodos. Lo uno por lo otro, lo cierto es que para no quedarnos bloqueados, a veces, damos autonomía a nuestra lengua, autoprogramada con algunas frases hechas. Este hecho acaba por traicionarnos cuando nos sorprendemos diciendo aquello que no sentimos o que, en última instancia, sería matizable. Hago esta compleja introducción para explicar que estando de visita, con mi familia, por Almería, viví una situación, el pasado sábado 14 de agosto, por la mañana, paseando por la Rambla, donde tuve un encuentro con mi pasado reciente (verano de 1995, trabajando para el plan INFOCA), encarnado en la persona de un ex compañero que, cuando finalizaba mi contrato (en noviembre de ese año), me las hizo pasar literalmente canutas. Al observar su presencia, en cuestión de segundos, pasé del desconcierto a sentir cierta alegría; sobre todo cuando decidí dar el primer paso para saludarlo. Las peores situaciones que nos depara la vida no son medibles por como se desarrollan mientras se ejecutan, más bien por cuanto tarda la espiral creada en dejar de girar, sin ton ni son. Por eso, cuando al despedirme le dije que me alegraba de verlo no mentía en mi afirmación, pero era conveniente matizar dicho sentimiento.- Santos López Giménez. Cehegín (Murcia).

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