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El maestro, la alumna y la nandrolona

Merlene Ottey era entrenada por Linford Christie y ambos han dado positivo con la misma hormona en controles antidopaje este año

Los Mundiales se inauguran hoy y desde mañana los atletas tratarán de ser ya los más rápidos, los más ágiles o los más fuertes en las pistas. Comenzará el gran espectáculo y en esos momentos casi nadie se acordará de que 24 horas después puede repetirse una historia de dopaje, la historia casi de cada semana en los últimos tiempos. Cincuenta atletas, entre ellos los vencedores obligatoriamente, pasarán a diario el control de orina y los resultados se conocerán apenas un día más tarde, tras efectuarse los correspondientes análisis en el laboratorio de Madrid. Dennis Mitchell, Javier Sotomayor, Linford Christie y Merlene Ottey han sido los últimos famosos cazados. Y ayer mismo se unió a la lista el velocista Troy Douglas, de 36 años, también por nandrolona. Será difícil que haya casos tan sonados como los que han azotado al atletismo reciente. Por ejemplo, el de Ottey, que ha seguido los pasos de su entrenador, Christie. La alumna veterana y su maestro, unidos por la nandrolona.Entre los atletas que el sábado pueden pasar el control desde las once menos cuarto de la mañana no estará Ottey. La velocista jamaicana no participará en las series eliminatorias de los 100 metros lisos femeninos al renunciar tras conocer que dio positivo con nandrolona en la discreta reunión de Lucerna (Suiza), el pasado 5 de julio.

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Ottey ha sido el último eslabón de una cadena insólita por su continuidad y por tratarse de atletas consagrados y veteranos, en vísperas de la competición más importante de su deporte junto a los Juegos Olímpicos. Nunca había sucedido algo así.

En sólo dos días, el 4 y el 5 de este mes, estallaron las primeras bombas. La Federación Internacional (IAAF) sancionó por dos años al velocista estadounidense Dennis Mitchell, de 33 años, que se había clasificado para Sevilla volviendo a la cumbre en un final de su carrera deslumbrante tras ganar incluso las selecciones de su país, en junio. La IAAF desestimó sus argumentos de que la testosterona detectada en un control por sorpresa el 1 de abril de 1998 le había subido por haber hecho el amor varias veces la noche anterior y por tomarse varias cervezas.

En los Juegos Panamericanos de Winnipeg (Canadá), el plusmarquista mundial de salto de altura, Javier Sotomayor, de 31 años, dio positivo con una cantidad de cocaína 40 veces superior a la permitida. Aunque las autoridades cubanas le han apoyado totalmente en primera instancia, e incluso han especulado con un atentado de la CIA, todo parece indicar que el cubano se pasó en una fiesta. Sí está claro que no necesitaba una sustancia euforizante, pero que también altera la concentración, para saltar 2,30 metros, la altura que ha pasado cientos de veces en su larga carrera (15 centímetros por debajo de su récord mundial) y con la que ganó el 30 de julio la medalla de oro. Sotomayor se dolió de la espalda al franquear el listón y la incógnita de si venía o no a Sevilla se despejó días después porque se tendrá que operar de una oportuna hernia discal. Su caso, aún en proceso, espera el veredicto, que puede ser también una suspensión de dos años. Pero la guinda la han puesto Linford Christie y Merlene Ottey. Ambos tienen 39 años, pero la segunda vivía una asombrosa vejez deportiva en la élite. Era entrenada por el británico, que fue pillado en un control el 13 de febrero, en Dortmund, en una de las cuatro reuniones de pista cubierta que hacía por invitación tras su retirada. Ottey, que pasó un control en mayo y otro a finales de julio sin problemas, sí dio positivo un poco antes. Un descuido claro en la limpieza del cuerpo tras haber tomado productos prohibidos. Como Mitchell, es evidente que la cultura del dopaje no se pierde y los músculos de Christie asombraban en su tiempo igual que los de Ben Johnson. Ya en Seúl 88 se le admitió un té de ginseng para justificar un positivo. Ottey ha pasado cientos de controles y nunca había tenido problemas. Ha tirado por los suelos el asombro que producía su longevidad deportiva.

La nandrolona es un anabolizante que sirve para aumentar la musculatura y resistir mejor el cansancio. Al igual que ya se diferencia la testosterona endógena de la exógena, empieza a hacerse con la nandrolona. La disculpa de que la forma el cuerpo es jocosa cuando Christie dio 100 veces más del límite permitido. La historia reciente del dopaje con nandrolona está ya llena de descuidos por causas naturales: el futbolista francés Dugarry, el tenista checo Korda, el judoka francés Bouras. El nadador David Meca, sancionado por cuatro años, achaca su positivo a la comida y al sol. No parece de recibo que cualquier veraneante en la playa dé positivo en un control.

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