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Una muestra de medio centenar de litografías resume 40 años de la trayectoria de Picasso en el grabado

El País

Medio centenar de litografías resumen en una exposición que se inaugurará el próximo lunes en Bilbao la trayectoria artística de Pablo Picasso en el campo del grabado desde 1923 hasta finales de la década de los 50. En estas piezas quedan patentes múltiples referencias a la obra gráfica de otros artistas anteriores, de Rembrandt a Goya. Las litografías, procedentes de la colección particular del autor, han sido cedidas por el Museo Pablo Picasso de París. La muestra permanecerá abierta al público en la Fundación BBK (Gran Vía, 32) hasta el 15 de octubre.

Entre las diferentes disciplinas artísticas que Pablo Picasso (1881-1973) cultivó a lo largo de su vida la faceta de grabador ocupa un lugar importante. El artista malagueño se supo rodear de buenos estampadores para plasmar sobre el papel sus trabajos gráficos. La selección de piezas reunidas para la exposición Picasso. Litografias años 20-50 comienza su recorrido cronológico en 1923 y finaliza en 1958. Fue precisamente a finales de los años 50 cuando Picasso abandonó la litografía para adentrarse en otras técnicas, como el linóleo. Picasso recogió en sus litografías múltiples influencias de otras grandes grabadores de la historia del arte, entre otros, Rembrandt, Delacroix, Goya y Matisse. En su faceta de litógrafo, el artista trasgredió las normas de un arte de difícil ejecución. Fernand Mourlot, autor del libro Picasso Lithografe, dijo de su forma de trabajar en este terreno: "Miró, escuchó e hizo lo contrario de los que aprendió, y eso ha funcionado". Si funcionó, recuerda Mourlot, fue porque "naturalmente Picasso asimila, piensa, aprende, hace por propia mano, experimenta, adquiere el oficio y prueba todo". En su opinión, el artista malagueño fue lo contrario a "un entrometido genial". En la selección de medio centenar de piezas cedidas por el Museo Picasso queda también reflejada las influencia de otras series de grabados del autor, en especial los temas tratados en la Suite Vollard, y vuelven a estar presentes tanto las mujeres como la estética de la tauromaquia. En este sentido, el profesor y crítico de arte Kosme Barañano afirmó a la agencia Vasco Press que todas las litografías presentes en esta exposición, así como en la totalidad de su obra gráfica y en especial las suites, son "un ajuste de cuentas con su propia memoria visual, con la iconografía de las mujeres y de los toros de Goya". Las litografías de Picasso recuerdan a las que ya hiciera Ingres por su poderosa capacidad de juego técnico de las superposiciones y del color, o por sus ensoñaciones eróticas de todo tipo. Durante las décadas de los años 50 y 60, ocupa la atención del polifacético artista el tema de la mujer y las versiones sobre el pintor y su modelo. En el invierno de 1963 y 1964 este asunto quedó plasmado, por ejemplo, en más de 30 ocasiones; en febrero y marzo de 1965, Picasso lo llevó a la obra gráfica otras tantas veces. Y un año más tarde, volvió a retomarlo para ilustrar el último poema de Pierre Reverduy, Sable mouvant. Otro aspecto presente en las litografías que ofrecerá la sala de la Fundación BBK es el tema de los mirones, que tanto en Picasso como en Derain tiene un marcado carácter sexual. Este rasgo, señaló Barañano, se encuentra también en anteriores episodios de la historia del arte, como en el caso de algunas obras de Rembrandt y el francés Delacroix, tan apreciadas por Picasso.

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