No pasa nada
DE PASADALo decía la polifacética Alaska en un elepé editado con Fangoria hace tiempo. "Y cuando crees que esto va a acabar / te das cuenta de que acaba de empezar", comienza una de sus canciones. La frase resume el vaivén de la vida, el extremis palpitante del día a día que nos indica que algo va mal... y que después, sin embargo, pasa sin pena ni gloria para confirmarnos eso: que no pasa nada y que seguimos pa"lante. El periodismo, en verano, es puro ejemplo práctico de la máxima de Alaska. Incendio más, incendio menos; sequía en los grifos y restricción de agua arriba, restricción de agua abajo; vienen acompañados de noticias cíclicas (se repiten religiosamente cada período estival) que indican que no, que no va a pasar nada. Es como ir por la carretera y encontrarse una remesa de jamones en al arcén (algo inesperado) y luego, enseguida, el árbol de siempre, la gasolinera y más tarde el pueblo de toda la vida. El veraneo de personajes, repetido cíclicamente, invita a ese sentimiento de que todo seguirá igual. "Ya está aquí menganito", frase que denota la poca novedad del acontecimiento. Como cada verano, ya está el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, en Vera. Joaquin Almunia también descansa en el norte de la provincia, como lo hace el saxofonista Jorge Pardo (Mojácar) o la actriz Chus Lampreave (Turrillas). Las noticias de sus idas, venidas y saludos cariñosos a los pueblos que los acogen comparten espacio en los medios con sucesos que nos hacen preguntarnos, con más insistencia cada vez, eso de quiénes somos y a dónde vamos. "Una anciana de 85 años de Almería denuncia a su hija por malos tratos", se lee en un periódico local. Este titular sería uno de los jamones tirados en la carretera; las declaraciones del humorista Pedro Reyes, desde su residencia almeriense de verano, el árbol o la gasolinera. Luego están los grandes acontecimientos que dan el espaldarazo definitivo a esa sensación de indolencia. La celebración en breve de uno de los mejores festivales de flamenco del país llevará hasta las tablas almerienses a Tomatito, Sara Baras, Carmen Linares, Rancapino o Juan Carmona, Habichuela. Ellos serían ese pueblo al final del recorrido que, con más o menos imprevistos, hemos trazado hasta conseguir llegar. Los grandes mojones del camino, a pesar de los acontecimientos extra, como el eclipse que hoy vivimos, estarán ahí siempre para confirmarnos que nunca pasa nada. MARÍA JOSÉ LÓPEZ DÍAZ
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.