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Más dopaje y deserciones que nivel

Los Juegos denominados regionales, Panamericanos, Asiáticos, Africanos, Mediterráneos, o incluso la Universada de alcance mundial, son competiciones ya fuera de tiempo, citas con menor nivel cada vez. La imparable ascensión de los Juegos Olímpicos y a su rebufo de los Campeonatos del Mundo o continentales de cada deporte, han dejado las restantes citas polideportivas en comparsas.Los Juegos Panamericanos que acaban de terminar en Winnipeg han sido el último y elocuente ejemplo. Casos de dopaje, la lacra de moda, y deserciones, en su mayoría de cubanos, viejo rosario de cuentas, han sido las únicas noticias destacadas dentro de una pobre participación y, en consecuencia, de pobres marcas.

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Los Juegos de Sotomayor

Ha sido significativo que Estados Unidos volviera a dominar, pero sin llevar ni una sola de las grandes figuras a las que una participación podía entorpecer mayores metas. Por ejemplo, poniendo sólo dos casos, los atletas que estarán en los próximos Mundiales de Sevilla, o los nadadores que han preferido los campeonatos nacionales previos a los Juegos Panpacíficos del 22 al 28 próximos, en Sidney, donde se enfrentarán a los australianos en un choque de dos grandes potencias. Así, con enormes ausencias, pasó hace un mes casi clandestinamente la Universiada de Mallorca o sucederá con los Juegos Mediterráneos de Almería 2005. Mucho gasto y poquísimo nivel. Siempre es mejor unos mundiales o Europeos de un deporte importante. Lo demás es pura demagogia político-deportiva.

En Winnipeg, sólo razones políticas, como el caso de Cuba, o de los países con menor nivel, que tienen en unos Juegos así un marco más adecuado para intentar brillar, han estado al completo. Pero con una curiosa relajación en ciertos casos, como el de Sotomayor. Entre las hipótesis de su positivo, la más descabellada es que tomara cocaína para saltar 2,30 metros, algo muy fácil para él y en una prueba menor. Pero lo es aún más un sabotaje o un fallo en el control. Mucho menos, en cambio, un error de cálculo en una fiesta.

Sotomayor puede competir en Sevilla o no, depende de la diplomacia. Pero más que la posible sanción de dos años que le amenaza será interesante comprobar en el futuro, sea o no sancionado, la factura política y personal que sufre en su propio país tras su traspiés.

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