Contra erizos y medusas, agua salada

Las picaduras de erizos y medusas son frecuentes en verano. Quizá, para evitarse inconvenientes, convenga saber algo más de estos animales que, en el caso de los erizos, y debido a su comportamiento, resultan difícilmente detectables. Algunos se cubren de algas o se esconden en las cavidades. Por eso el contacto accidental con ellos, pisarlos, por ejemplo, es bastante frecuente. La picadura del erizo es muy dolorosa y los daños, una inclusión de púas en la piel. Los síntomas suelen ser una pequeña infección en la zona afectada. Para atajarla, lo primero es humedecer la picadura con agua salada y luego extraer las púas. Si la extracción resulta difícil, la aplicación de una pasta formada por esencia de trementina, ácido acetilsalicílico y lanolina, es muy útil; su efecto astringente hace salir los restos inmediatamente. Las medusas son nadadoras de mar abierto. Característica común de todas ellas es que, con fines defensivos, inyectan, de forma automática, un líquido urticante en la piel de quien contacta con ellas. La irritación producida provoca un fuerte escozor y la formación de ampollas; también pueden provocar conjuntivitis y rinitis. Y en personas especialmente sensibles a estas picaduras los síntomas son fuertes dolores de cabeza, vómitos, diarreas y espasmos musculares. Pero no hay lugar a la alarma porque, si se actúa enseguida, el contratiempo será fácilmente superable. Lo primero es, siempre, lavar bien, con agua salada, la zona afectada. A continuación se empapa con alcohol o con amoníaco diluido. Después se aplica un antiséptico, se espera unos minutos, y nuevamente se vuelve a lavar con agua salada para, finalmente, colocar sobre la picadura una pomada analgésica. En el caso de que hubiese que eliminar de la zona afectada restos de la medusa, deberá hacerse con agua salada y con las manos protegidas con guantes.