Bilbao buscará financiación para acelerar el cambio de la red de agua
Tal y como están las cuentas de la concejalía bilbaína de Obras y Servicios, la renovación de la "obsoleta" red de conducción de agua del Ensanche se prolongaría todavía tres años. El concejal responsable, Ibon Areso, explicó ayer en conferencia de prensa que buscará financiación para acelerar las obras y reducir los frecuentes cortes de suministro que padece el vecindario. Las opciones para conseguir el dinero son tres: subir el precio del agua -"con la actual tarifa no se paga lo que cuesta", aseguró el edil-, "tocar la puerta" de otras instituciones o abandonar algún otro proyecto en marcha para destinar su presupuesto al arreglo de la red de tuberías. Miles de bilbaínos han visto en los últimos meses cómo el agua dejaba de manar por los grifos durante horas, a veces, previo aviso, pero otras, de manera inesperada. Los vecinos del Ensanche se han llevado la peor parte. Ellos han sido los perjudicados por la mayoría de los 72 cortes que han afectado a más de una manzana de la ciudad desde enero, según reveló ayer Areso. Aunque sin mostrar preferencia por ninguna de las opciones, el edil recalcó que el agua es excesivamente barata en la capital vizcaína. Recordó que un litro de agua del grifo cuesta seis céntimos en Bilbao. Es decir, mil litros cuestan menos que un café. En Vitoria en cambio, el precio es bastante más alto: nueve céntimos cada litro, según fuentes del área de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Bilbao. Estos precios no incluyen el coste de los saneamientos que también se suman en los recibos, lo que motiva que un vecino de Bilbao pague cada año el doble por el suministro de agua que uno de la capital alavesa. El presupuesto no alcanza La concejalía de Obras y Servicios dispone de un presupuesto anual de 250 millones de pesetas para la red de agua, lo cual "no es suficiente" para renovar todas las tuberías de la zona de Indautxu -Abando ya tiene cañerías nuevas- tan rápido como quisiera la ciudadanía, porque la obra requiere invertir 800 millones. El presupuesto municipal para reparar la red también tiene que dar de sí, explicó Areso, para arreglar cañerías que, aunque pertenecen a comunidades de vecinos (son los tramos que enlazan la red pública con las tuberías de cada vivienda), el consistorio sufraga de modo subsidiario por el papeleo y el esfuerzo que supone instar al vecindario a pagarlo o obligarle a hacerlo cuando se niega. Areso se declaró cien por cien abierto a escuchar a los afectados por las obras -vecinos y comerciantes- para elegir por consenso la hora a la que realizarlas. No obstante, el concejal recalcó que "a falta de un consenso", es preferible que los operarios trabajen de día -cosa que suele molestar a los tenderos- porque "causan menos molestias que si se realizaran por la noche, ya que los ciudadanos defienden, sobre todo, su descanso".
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