El Papa ve el purgatorio como un estado para "purificarse más"
Juan Pablo II prosigue su reflexión sobre los lugares del espíritu
El Papa restableció ayer el carácter metafísico del purgatorio, "un estado del espíritu después de la muerte que experimentan todos los que deben purificarse más". Con sus explicaciones sobre el purgatorio en la audiencia general de ayer, el Pontífice concluye su "examen a la Divina Comedia", han señalado algunos observadores. En recientes audiencias Juan Pablo II explicó su visión sobre el cielo y el infierno.
Faltaba el purgatorio, el lugar del más allá que, considerada la debilidad de la naturaleza humana, se supone más poblado. Para el Papa, se trata, al igual que el cielo y el infierno, de un estado espiritual y no de un lugar físico.Por el purgatorio, señaló ayer Juan Pablo II, "pasan los que, en el momento de la muerte, se encuentran en una situación de apertura a Dios, pero de forma imperfecta". Sin embargo, el camino hacia la beatitud del paraíso "requiere una purificación completa" que, obviamente, se realiza en ese territorio del espíritu llamado purgatorio. "Aquellos que viven en estado de purificación después de la muerte , no están separados de Dios, sino que están inmersos ya en el amor de Cristo". Por lo tanto las ánimas del purgatorio ni están separadas de los santos del paraíso ni de los cristianos vivos.
"Todos nosotros", añadió el Papa dirigiéndose en inglés a los peregrinos presentes en la audiencia, "estamos unidos en el cuerpo de Cristo, y por lo tanto podemos ofrecer nuestras plegarias y nuestros buenos actos por nuestros hermanos y hermanas del purgatorio".
El cielo y el infierno
En las dos audiencias generales previas, Juan Pablo II había abordado la realidad del cielo y del infierno reafirmando su existencia, pero precisando también que no son lugares físicos, sino territorios del espíritu, lo cual no simplifica en ningún caso la dificultad de estos conceptos. Ni el cielo es ese lugar diáfano y azul en el que reina un Dios padre barbudo vestido con una túnica blanca, aclaró el Papa, ni el infierno un oscuro subterráneo devastado permanentemente por las llamas.En su intervención del 21 de julio, el Papa explicó que "el cielo no es una abstracción, sino "una relación personal con la Santísima Trinidad". La semana siguiente, Wojtyla se refirió al infierno considerándolo una "experiencia de trágica infelicidad eterna". El único lugar no visitado por el Pontífice en estas tres audiencias veraniegas ha sido el limbo, sobre el que no se expresan tampoco las Sagradas Escrituras y sobre el que la propia Iglesia ha cambiado su anterior juicio excluyente. En cualquier caso, los teólogos modernos consideran que debe haber alguna "vía de salvación" para quienes no han recibido el sacramento del bautismo. Por lo tanto, el limbo estaría desierto.
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