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CAOS POR EL INCENDIO EN UNA SUBESTACIÓN ELÉCTRICA

El fuego obligó a miles de viajeros a recorrer medio kilómetro para tomar sus autobuses

Las azafatas de las empresas de transportes vocearon los destinos de los distintos vehículos

F. Javier Barroso

Armados con sus maletas y con caras de resignación, miles de pasajeros tuvieron que recorrer ayer cerca de medio kilómetro para subir al medio de transporte que les llevara a su destino de vacaciones. El apagón producido por un incendio en la subestación de Unión Fenosa dejó sin electricidad a la estación de autobuses. Los viajeros andaban despistados sin saber dónde debían embarcar. Los propios conductores de los autocares se vieron obligados a vender los billetes. Las azafatas de las compañías recorrían las aceras voceando la salida de los vehículos y el lugar donde estaban estacionados.

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Nada más llegar a la estación de autobuses, los pasajeros se percataban de que algo anormal ocurría. Decenas de policías impedían el acceso al edificio de la terminal. La zona estaba acordonada y los agentes no paraban de decir a los viajeros que acudieran a la calle de la Retama. Allí estaban estacionados unos 30 vehículos. Los clientes iban de un lado para otro para encontrar el que les correspondía. La concejal de Seguridad, María Tardón, ordenó alrededor de las doce de la mañana que se marcharan de allí los autobuses. Era preferible, según la edil, dejar la zona desierta por si era necesaria una rápida evacuación. "El humo que hay en esta zona nos ha hecho pensar que podía haber peligro para la gente. Además, al estar despejado, los bomberos pueden acceder de forma más rápida", señaló Tardón. La policía también impidió acercarse a los curiosos que deambulaban por el lugar. Nube de humo El cambio llevó los autobuses a la calle de Méndez Álvaro, al tramo comprendido entre la calle del Comercio y la estación de Atocha. Los viajeros debían caminar hasta medio kilómetro para llegar a su autobús. Lo peor se vivió alrededor de las dos de la tarde. Era la hora de salida de un centenar de autocares. Ante la nube de humo que invadía los alrededores de la estación, muchos pasajeros se cubrieron la cara con sus camisetas o con pañuelos. "A este paso nos va a dar un síncope de tanto andar de un lado a otro sin saber exactamente dónde tenemos que coger el autobús", comentó un viajero a su acompañante. El cambio de ubicación de los autocares hizo que algunas salidas se retrasasen hasta más de media hora. Las azafatas recorrían la acera de un lado para otro gritando la empresa y el destino de sus autocares. Algunos veraneantes las paraban para preguntarles por otro destino u otra compañía. Un problema añadido tuvieron los viajeros que habían reservado su billete por teléfono para retirarlo en la propia estación de autobuses. Algunos, como Pilar Sánchez, sólo tenían el resguardo de haber hecho la transferencia bancaria. "Ahora no sé cómo voy a llegar a Benidorm. Si no han podido sacar la relación de reservas porque se les haya estropeado el ordenador, nos tendremos que quedar en Madrid hasta que se arregle este problema", explicaba la afectada. Al final, los empleados rellenaron a mano los billetes que estaban reservados. Muchos viajeros se lo tomaron con tranquilidad. Como no disponían de salas de espera con aire acondicionado, se sentaron en la acera para aguardar la hora de salida. Algunos utilizaron incluso su equipaje como almohadón improvisado. "También es mala suerte que se haya producido este incendio un día que sale tanta gente, sobre todo para la costa. Pero bueno, nos tocará apechugar con lo que venga", se resignaba un pasajero joven en la calle de Méndez Álvaro. Los usuarios que tenían las maletas en consigna y las reclamaban con el correspondiente número eran atendidos por empleados de la estación, que, tras ponerse una mascarilla, entraban en las instalaciones para recoger los objetos, que luego entregaban a los propietarios. Algunos de los conductores de autobuses que llegaban al recinto habitual desconocían el cambio de la parada. Algunas compañías pudieron avisar a sus empleados mediante teléfonos móviles. Otros fueron alertados por la Policía Municipal nada más dejar la M-30. Reapertura vespertina La estación volvió a funcionar alrededor de las seis de la tarde de ayer, tras 13 horas de inactividad. Su director, Alvaro Luis López, explicó que el edificio cuenta con dos generadores de electricidad autónomos y que éstos funcionaron en el primer momento del apagón, desde la una hasta las cinco de la madrugada de ayer. "A partir de ese momento tuvimos que cerrar, porque nos quedamos sin luz. No había solución posible", explicó el director. Álvaro Luis López destacó "la buena voluntad" con la que la gente afrontó los problemas en la estación. "Los viajeros lo han asumido de forma muy correcta y, tras el desconcierto inicial, por no saber adónde tenían que ir, se han dado cuenta de que no es un problema previsible y que se están poniendo todos los medios para resolverlo", explicó el responsable de la estación de autobuses. En la estación Sur de autobuses, de nueva factura, trabajan 39 compañías que unen Madrid con numerosos puntos de España.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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