Campaña suicida

La designación de la alcaldesa de Cádiz como candidata del PP a la presidencia de la Junta de Andalucía es una buena noticia. Tal como tiene el patio interno el PP no disponía de otra opción mejor que ésa. Ha optado, por tanto, por la mejor. Ésa es la primera obligación de un partido: competir para ganar. Es lo primero que valoran los ciudadanos. Cuando un partido no se presenta ante los electores poniendo en juego todos los recursos que tiene, el castigo suele ser muy fuerte. Ahí está el caso del PSOE en las últimas elecciones autonómicas en Galicia. La renuncia del alcalde de A Coruña a ser el candidato para enfrentarse a Fraga y la designación por el partido de un candidato a presidente al que los electores no reconocía a priori la condición de tal, condujo al PSOE a una auténtica hecatombe. El PP, por tanto, ha hecho lo que tenía que hacer. Una vez que Javier Arenas había renunciado a competir, casi no le quedaba otra opción que Teófila Martínez. Cualquier otra decisión hubiera sido una frivolidad y una falta de respeto a los electores. El candidato o la candidata de un partido con vocación de ser un partido de gobierno tiene que ser una persona que haya demostrado simultáneamente su capacidad para ganar elecciones y su peso en el interior del partido. Esas dos circunstancias concurrían no únicamente, pero sí casi únicamente en la alcaldesa de Cádiz. El PP ha iniciado, pues, bien la carrera de las próximas elecciones autonómicas con su congreso de Granada. Manifiesta su intención de plantar cara al PSOE y de no resignarse a la derrota. No creo, sin embargo, que el acierto en la designación de la candidata se haya visto acompañado por la campaña que el PP ha puesto en marcha con las cifras sobre la financiación autonómica dadas a conocer por el Ministerio de Economía y Hacienda esta semana. El PP está torpedeando la candidatura de la alcaldesa de Cádiz y puede hacerla fracasar antes de que eche a andar. El terreno de la financiación autonómica es un terreno en el que el PP no puede centrar el debate, porque no lo puede ganar. El Ministerio miente y sabe que miente. Sabe que el modelo que se está aplicando no es el que se pactó inicialmente y que fue recurrido por la Junta de Andalucía ante el Tribunal Constitucional. Que el modelo tuvo que ser corregido como consecuencia del descenso en la recaudación del IRPF. Esta mentira en el resto de España puede pasar desapercibida, pero en Andalucía no. Entre otras cosas, porque la sensibilización y la información de la que disponemos los andaluces es muy superior a la que tienen los demás ciudadanos del Estado. Y porque el no reconocimiento del censo ha quitado toda credibilidad al Gobierno del PP en este terreno. La campaña del Partido Popular es sencillamente suicida. Si la candidata no consigue corregir el rumbo y queda presa de la campaña que ha sido diseñada por la dirección del PP, su fracaso se puede dar por descontado.JAVIER PÉREZ ROYO