El Fondo Monetario concede a Rusia un crédito de 700.000 millones para ayudarla a superar la crisis
El Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió la noche del miércoles desbloquear un crédito de 4.500 millones de dólares (unos 700.000 millones de pesetas), vital para impedir otra quiebra financiera como la de agosto de 1998. A menos de cinco meses de las elecciones legislativas y a 11 de las presidenciales, el FMI ha tomado una decisión tan política como económica que allanará el camino para nuevos préstamos del Banco Mundial y Japón y para la reestructuración de la deuda rusa, que supera los 30 billones de pesetas.El Gobierno ruso ha tenido que librar una dura batalla con el Parlamento, dominado por los comunistas y sus aliados, que se resistía a dar su visto bueno a algunas exigencias del Fondo. Pasada esa barrera con éxito casi total, el Gobierno envió el 13 de julio una carta al FMI en la que reconocía los errores del pasado ("en los últimos años fue incompleta la aplicación del programa económico") y hacía propósito de enmienda.
Los 4.500 millones de dólares aprobados se irán depositando, a lo largo de 17 meses, en una cuenta especial del Fondo (empezando ya mismo con 640 millones) y se destinarán a la amortización parcial de la deuda de Rusia con el propio FMI, que asciende a 17.000 millones de dólares. Pese a ello, el ambiente en los medios oficiales rusos era ayer de euforia, al considerar que lo más importante era que los otros grandes acreedores recibieran una "señal positiva" que les hiciera ser más flexibles.
Alexandr Livshits, representante ante el Grupo de los Ocho, dio ayer por seguro que en los próximos días se llegará a un acuerdo con el Club de París sobre la deuda de la antigua URSS que Rusia heredó. Tan sólo en lo que queda de este año y en el próximo hay que pagar 9.000 millones de dólares en amortización e intereses.
No se trata de que el FMI se haya convencido de que la disciplina financiera y las leyes de la economía de mercado van a funcionar. Tampoco de que se pondrá freno a la corrupción, la criminalidad organizada y la desesperante burocracia que contaminan el conjunto de la estructura económica. Simplemente, como en otras ocasiones, se ha optado por el mal menor, pero dejando constancia de importantes reservas.
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