Marte
DE PASADAEs extraño que los astronautas norteamericanos se empeñen en llegar a Marte teniendo más a mano Marbella. Aquí tienen garantizado que vida, haberla, hayla, tal y como recogen con sus correspondientes pelos y señales las crónicas rosas. Podrían dedicarse a desentrañar, por ejemplo, las causas de que un lugar atípico concentre a tanto ser orgánico forrado. Les podría echar una mano Olivia Valere, reina de la noche y gran entendida en la materia, quien, en contra de los rumores de decadencia, alza su voz firme: "Nunca ha habido tantos famosos como el año pasado". Podrían situar el observatorio en el palacio del rey Fahd de Arabia Saudí, que desde que llegó el pasado sábado no ha dejado de levantar rumores dignos de una buena causa científica. Desde allí habrían visto a una mujer marroquí que llegó a sus puertas en autostop para solicitar trabajo y acoplarse al servicio, después de haber cobrado el año pasado 15.000 pesetas al día. Podrían investigar el afán de los famosos americanos por comprarse una finquita en Marbella. Como Bruce Willis, que desde que tiene novia autóctona, ha estado viendo dónde invertir su dinero de celuloide. O como los mismísimos miembros de Ace and Bace, que ya han adquirido un chalet en la Zagaleta. Prince, hay que reconocerle el mérito, fue el más avanzado y ya en invierno pasado tenía un hogar en el Paraíso, un lar lujoso como casi todo por estas tierra. Si Neil Armstrong prefiere la materia inorgánica puede darse un paseo el viernes por el Edificio K. Edwars Allí el joyero Gómez y Molina presentará el Club del Diamante, donde además de piedras preciosas se espera una alta concentración de silicona. Esa sería otra publicación interesante para la revista Nature: De por qué al ser humano no le basta con sus células vivas y se empeña en inyectarse un material que, violando la tendencia actual, no es reciclable. También podrían preparar un informe sobre las comilonas que se apellidan benéficas. El sábado está la de la Concordia, que preside, aunque no cocine, María Luisa de Prusia y, ya en agosto, la de la Cruz Roja. Los estudios serían de gran utilidad para los mortales y revelarían algo más difícil de creer que eso de que la Luna está hoy un metro más lejos de la Tierra que hace 30 años: quizás descubriesen que en Marbella hay gente con hambre. ANA L. ESCUDERO
