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Elf Aquitaine contraataca a TotalFina y lanza una OPA hostil por 50.800 millones de euros

Fernando Gualdoni

La petrolera francesa Elf Aquitaine decidió ayer combatir el fuego con fuego y responder a la oferta pública de adquisición (OPA) que su rival franco-belga TotalFina le lanzara el pasado 5 de julio con otra OPA. Elf propone un intercambio de tres de sus acciones y 190 euros por cada cinco acciones de TotalFina, lo que representa una prima del 10% sobre la cotización del viernes, que fue de 176 euros. Esta oferta valora TotalFina en 50.800 millones de euros, mientras que TotalFina valoró Elf en 42.300 millones de euros. Elf prevé la supresión de 6.000 puestos de trabajo, 2.000 más que TotalFina.

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La oferta de compra lanzada ayer por la petrolera francesa Elf Aquitaine sobre su rival de toda la vida Total (hoy aliado con la belga Fina) fue aprobada el domingo por la noche por el consejo de administración de esta firma. "Nuestra proyecto", subraya Elf en un comunicado, "creará dos grupos independientes, el cuarto grupo petrolero y el quinto químico mundial". La diferencia con el de TotalFina es que esta empresa puja por crear una única gran compañía que aglutine las dos actividades.La oferta de Elf, que fue calificada como hostil inmediatamente por TotalFina, es más ambiciosa que la lanzada por esta entidad el pasado 5 de julio. Las tres acciones más 190 euros en efectivo que ofrece por cada cinco acciones de Total Fina representa nada menos que una prima del 10% sobre el precio de la acción en la Bolsa de París. La valoración total asciende a 50.800 millones de euros (8,4 billones de pesetas).

TotalFina ofrece cuatro de sus acciones por cada tres de Elf, lo que suponía una prima del 15% sobre el precio de las acciones de la francesa al cierre del pasado 2 de julio, que fue de 145,90 euros, un 19% sobre la media de un mes y un 21% sobre la media de seis meses. TotalFina valora a Elf en 42.300 millones de euros (7,2 billones de pesetas).

Más supresión de empleos

Otra diferencia entre las dos ofertas es la de la repercusión en las plantillas. Elf calcula que la fusión con TotalFina provocaría un recorte de 6.000 puestos de trabajo. Esta petrolera había anunciado que se suprimirían 4.000 empleos en tres años, la mitad de ellos en Francia, aunque "ningún despido", mientras que el presidente de Elf, Phillippe Jaffré, especificó que unos 2.500 se producirán en Francia y que no habrá "despidos forzosos". Elf emplea a 85.000 personas y TotalFina a 71.655. La cotización de ambas compañías estuvo suspendida durante toda la mañana de ayer en la Bolsa de París. Ya por la tarde, se reanudaron sendas cotizaciones y las acciones de Elf registraron al cierre un retroceso de 1,42%, quedando a 173,50 euros. Mientras que las de Total subieron un 1,15%, a 136 euros. En la Bolsa española, las acciones de la petrolera Cepsa, de la cual Elf posee el 43,7%, ganaron un 2,06%, alcanzando los 11,38 euros.Para que el proyecto prospere se necesita que los accionistas de Elf aprueben la ampliación de capital para llevar a cabo la operación y que los accionistas de TotalFina aporten como mínimo el 66,67% de sus títulos.

Al igual que la oferta lanzada por Totalfina, el proyecto de Elf "es una oferta no solicitada que espero se transformará en oferta amistosa", declaró Jaffré. La oferta sobre TotalFina "no es ni una réplica, es otro proyecto fundado a partir de otra visión, superior y de más valor para los accionistas de ambos grupos", agregó. Según Elf, su propuesta generará unos ahorros de 2.500 millones de euros en tres años "el doble de las anunciadas por TotalFina".

Tras rechazar "el principio de la fusión y el proyecto" presentado por TotalFina, el presidente de Elf reconoce ahora "el interés de una unión", replicó TotalFina. La petrolera franco-belga está "convencida de la calidad excepcional de su proyecto industrial, muy bien acogido en los sectores económico, industrial y financiero", y continúa "activamente con su puesta en marcha", advirtió la firma.

Atacar para defenderse

Elf contraató la oferta de TotalFina con una táctica conocida como pacman defense (nombre de de un muy popular juego de ordenador de la primera mitad de los años ochenta y conocido en España como comecocos), que llevaba al máximo la táctica de que la mejor defensa es el ataque.Elf optó ayer por aplicar esta táctica contra la oferta de la petrolera franco-blega tras descartar otras. Barajó la posibilidad de aliarse con un caballero blanco, es decir, con otra empresa que hiciera una oferta y la salvara de TotalFina. Se rumoreó que ese papel era para la petrolera italiana ENI, pero no lo aceptó. También pudo optar por alguna píldora envenenada. Entre esas medidas se barajaron la emisión de acciones para hacer más cara cualquier adquisición por parte de un comprador no deseado, vender activos para vaciar el grupo u ofrecer elevación de contratos a los ejecutivos con el mismo objetivo de hacer más costosa la compra. La opción ha sido la que rivalizar con otra oferta y dejar que el mercado decida. Ahora hay dos ofertas. La de TotalFina tiene el visto bueno del Gobierno francés, que mantiene el derecho de veto en Elf. El Ejecutivo se declaró en favor de la creación de un gran grupo petrolero francés, pero ayer no hizo ninguna valoración.

La oferta de TotalFina también posee la aprobación, desde el pasado día 9, del Consejo de Mercados Financieros. En el caso de Elf, el mismo consejo tiene cinco días hábiles para pronunciarse. Pero ninguna de las dos tiene la aprobación de la Comisión de Operaciones de Bolsa francesa ni la de sus juntas de accionistas. Pero no existe ningún impedimento para que las dos sean aprobadas. Al final, eso lleva a que la demanda del inversor pueda empujar a una fusión entre iguales, como desearía el Gobierno; pero también puede conducir a que se anulen entre ambas y se vean abocadas al fracaso.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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