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Sólo uno de cada 100 ancianos andaluces vive en una residencia La falta de plazas en centros geriátricos impide satisfacer la mayor demanda veraniega

En Andalucía existen 536 residencias de la tercera edad con más de 15.000 plazas. Estos centros se dividen entre los 135 controlados por la Junta de Andalucía (bien de titularidad pública, bien concertados con la Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales y sin ánimo de lucro), y unos 400 concebidos como negocios de propiedad privada. Este número de plazas no satisface la demanda real. Todos los centros públicos y concertados tienen, durante todo el año, largas listas de espera que, en algunos casos, supera en dos o tres veces su capacidad. En la comunidad autónoma viven más de 1.350.000 personas mayores de 65 años, según los datos del padrón municipal de 1991. Sólo el 1% reside en un centro geriátrico. Pese a la demanda de habitaciones en residencias de ancianos, el escaso porcentaje de población atendida en asilos demuestra que la sociedad andaluza sigue teniendo un formato tradicional con una gran importancia de la familia, que termina haciéndose cargo del cuidado de sus mayores. A la vista de estos datos se presenta difícil afirmar que los andaluces busquen mayoritariamente un lugar donde dejar a sus abuelos mientras disfrutan de sus vacaciones. Otro hecho viene a confirmarlo. En contra de lo que habitualmente se cree, los servicios hospitalarios de atención geriátrica no experimentan un aumento de ingresos en estos meses de veraneo. En el Hospital de El Tomillar, en Sevilla, hay 52 camas destinadas a lo que los especialistas llaman "enfermos de tipo social", pero durante julio y agosto tienen la misma ocupación que el resto del año. La concejala delegada de Mayores del Ayuntamiento de Huelva, María Eugenia Villaseñor, dice entender los casos en que sí se busca un lugar para los ancianos durante las vacaciones. "La persona que ha decidido atender a un familiar en casa necesita un respiro y unas vacaciones, como todos. No es un abandono. Es durísimo tratar con personas mayores discapacitadas", comentó la política del PP. Atendidos y controlados En Andalucía, estas instituciones están más dedicadas a atender necesidades de personas con recursos escasos y, sobre todo, con problemas de soledad. Los precios oscilan entre las residencias públicas, que cobran el 75% de la pensión de cada residente, independientemente de su importe, y algunas privadas que cobran hasta 180.000 pesetas al mes. Los mayores que viven en estas residencias están bien atendidos y controlados por la Administración, al menos los centros públicos o concertados. El hermano Víctor es subdirector de la casa que la orden de San Juan de Dios tiene en la plaza del Salvador, uno de los asilos con más tradición de Sevilla. Víctor explica que, pese a que en la época estival sí hay un incremento de familias que se interesan por una plaza para alojar a algún familiar, ellos tienen una larga lista de espera y atienden situaciones de soledad, personas sin descendencia o con problemas familiares, todo certificado por entrevistas personales y con la supervisión de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla que les financian parte de los gastos. La Junta llevó a cabo el pasado año un total de 297 inspecciones. La regulación legal se produce a través del decreto 28/90 de 6 de febrero de 1990 que establece los requisitos de ingreso y traslado en las residencias. Verano en la residencia La época del año no cambia en forma sustancial la actividad de los ancianos. El hecho de estar en verano no les influye más que a los demás andaluces. Sí es verdad que la mayoría no sale de los centros de vacaciones. Sólo entre un 20% y un 30% de los residentes en la residencia pública de El Palo, en Málaga, se van de veraneo con sus familias. Quizás porque muchos de ellos no tienen con quién marcharse. Para los demás no hay actividades específicas para estos meses. Son las del resto del año: talleres, visitas o actividades deportivas como la petanca. Otros centros sí tienen actividad específica en esta época. El almonteño Madre de Dios ya ha organizado viajes este año a Málaga y Madrid, y en septiembre quieren ir a Asturias. En la residencia sevillana San Juan de Dios estuvieron 10 días de junio en Chipiona. La trabajadora social Cristina comenta que "de todas formas, son pocos los que aprovechan las actividades sociales. La mayoría va por su cuenta".

Un nuevo hogar para ancianos sin familia

Socorro lleva poco tiempo en la residencia, apenas dos semanas, pero está muy contenta. Ayer, mientras disfrutaba de la visita de su hijo, contaba lo contenta que está en su nueva casa. El de Socorro no es un caso habitual. Los ancianos que viven en San Juan de Dios, en la sevillana plaza del Salvador, suelen carecer de familiares. Ese es uno de los aspectos que más se consideran a la hora del ingreso. Socorro no es la única excepción. Cristina, la trabajadora social, explica que en esta residencia rizan el rizo y tratan de mantener juntas a las parejas. No sólo matrimonios, también parejas de hermanos, "que en otras épocas, y si eran solteros, solían convivir y cuidarse entre ellos". Lo de Isabela con Manolo no es fraternal sino matrimonial. Hace ya nueve años que trasladaron su domicilio a este palacete del siglo XVII acondicionado ahora para atenderles con todas las comodidades. Como dice Rosario (87 años): "Ya de aquí no me muevo más que para ir al cementerio, y allí estaré más tranquila, pero no mejor". El verano aquí es tranquilo. Y fresco. "Un aire acondicionado que cualquier día me muero de una pulmonía", dice Ángeles, que tiene 88 años y pasó 42 trabajando en una zapatería en la cercana calle Sierpes. Su compañera de habitación, Antonia, es de Jerez, pero ya nadie se acuerda, después de 28 años en Sevilla. Antonia sólo lleva aquí 16 meses y está "en la gloria". Con todo, alguno ya prepara sus vacaciones. Juan volvió de Perú hace cuatro meses,tras 41 años como emigrante. A la muerte de su mujer, le pudieron los recuerdos. El jueves regresa a Lima a ver a la familia. La nostalgia le vence a ambos lados del Atlántico.

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