Un condenado por el "crimen del rol" se rehabilita en un piso de estudiantes
El joven, por su buena conducta, alcanzó la semilibertad al cumplir un tercio de la penaPrisiones se niega todavía a conceder la libertad condicional al más joven de los culpables
Uno de los dos condenados por el llamado crimen del rol, Félix M. R., de 21 años, ha sido clasificado en tercer grado penitenciario, lo que significa que disfruta de un régimen penitenciario muy similar a la libertad. Félix -que tenía 17 años cuando él y su ex amigo Javier Rosado, entonces de 21, convirtieron en realidad un macabro juego de rol consistente en matar a personas- se rehabilita ahora en un piso de estudiantes de Madrid bajo la tutela de la ONG Horizontes Abiertos. Su buen comportamiento en el centro, según fuentes judiciales, le ha permitido obtener la semilibertad cuando sólo había cumplido cuatro de los 12 años de prisión que le impuso la Audiencia de Madrid por su intervención en el asesinato del empleado de limpieza Carlos Moreno, de 52 años.Cuatro año después de un crimen que por su extrema frialdad conmocionó a toda España, ocurrido el 30 de abril de 1994, Félix ha roto por completo con el pasado. La prisión de Soto del Real, en la que ha pasado dos de los cuatro años que ha permanecido entre rejas, le ha abierto las puertas tras valorar, según fuentes judiciales, su buena conducta penitenciaria ("no ha sido sancionado ninguna vez"), su "responsabilidad en el desempeño de los cometidos que se le han asignado en prisión", entre ellos tareas de cocina, "la seriedad en sus estudios" y, fundamentalmente, afirman los citados medios, su "veraz arrepentimiento" por el crimen. Todas estas circunstancias han llevado a los miembros de la junta de tratamiento de la prisión de Soto a concederle "por unanimidad" un beneficio que también ha ratificado la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.
El menor implicado en el crimen del rol estudia ahora tercero de informática y saca notas brillantes. La peor, un notable. Junto con otro siete presos, todos estudiantes y de buena conducta, comparte un piso, del que entra y sale sin obstáculos. Por la mañana va a clase, se relaciona con sus compañeros y vuelve al piso para dormir. Este piso forma parte de las llamadas unidades extrapenitenciarias. La de Félix está regida por Horizontes Abiertos, una ONG dedicada a la reinserción social de los internos y que preside el sacerdote jesuita Jaime Garralda.
Fin de una amistad
El segundo condenado por el "crimen del rol" pidió a los jueces que le devolviesen el juego
Mientras Félix disfruta ya de un régimen similar a la libertad, su ex amigo Javier Rosado (tras su detención Félix se desligó por completo de esa amistad y no ha querido saber nada de él) continúa encarcelado en Valdemoro. Su obsesión permanecía intacta hasta hace al menos un año, cuando pidió por escrito al tribunal que le sentenció que le facilitase el juego de rol que él ideó, y que llama Razas, para entretenerse en la prisión. Este juego fue decomisado por la policía, pues sirvió de base a Rosado y a Félix para cometer el asesinato. El tribunal se negó.Rosado fue condenado a 42 años de prisión por el asesinato. La pena de Félix fue 30 años inferior porque era menor de edad y porque el tribunal entendió que actuó muy influido por Rosado, mentor e ideólogo del macabro juego. Razas consistía en localizar a una persona con unas características determinadas y matarla. Siguiendo sus reglas, los dos condenados salieron la noche del 30 de abril de 1994 con cuchillos y guantes de látex y se toparon con el empleado de limpieza Carlos Moreno. Un padre de familia, con tres hijos, que había estado trabajando toda la noche y que, muy avanzada la madrugada, esperaba un autobús en una marquesina de la calle de Bacares (Manoteras). Le asestaron 19 cuchilladas. La agonía le duró 15 minutos. Tras el crimen, Rosado escribió un diario, que decomisó la policía, en el que describió con una sobrecogedora frialdad todos los detalles de la muerte de Moreno.
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