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PACTOS AUTONÓMICOS

El nuevo Gobierno balear quiere frenar la avalancha de turismo y de urbanizaciones

El programa del centro-izquierda pretende recortar la oferta de plazas y aumentar la calidad

El PP ganó las elecciones en Baleares pero ha perdido el gobierno. El Gabinete conservador ya no satisfacía plenamente a los intereses turísticos de los empresarios de las islas. En Calvià, una de las localidades turísticas más importantes de España, la alcaldesa socialista barrió al candidato del PP. De nada sirvió que tenga allí su domicilio el presidente autonómico saliente, Jaume Matas. El nuevo Gobierno que presidirá Francesc Antich (PSOE), con apoyo de varios partidos nacionalistas y de izquierda, tiene ante sí el reto de buscar una mejor comprensión de los intereses económicos de las islas.

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De momento, ecologistas y grandes compañías turísticas internacionales han encontrado asumible el mensaje antidesarrollista del futuro Gobierno balear, respaldado por el PSOE, los nacionalistas de Unió Mallorquina y del Partido Socialista de Mallorca, y por Progresistas de Ibiza y Formentera e IU-Els Verds. La gallina de los huevos de oro está a punto de desfallecer de agotamiento. Ésa es la clave de por qué el cambio político de Baleares ha cuajado."Es bueno que se abran las ventanas, se frene el expansionismo y pasen al frente otros hombres", asegura un destacado financiero insular. El nuevo Gobierno pondrá en primer plano frenar el crecimiento de la actividad turística y congelar el proceso de urbanización del interior y litoral de las islas. Lejos de asustar, eso sintoniza con unos empresarios que ya le han visto las orejas al lobo del expansionismo sin barreras en un territorio frágil.

El futuro Ejecutivo pretende reducir la afluencia masiva de turistas en verano, recortar plazas en oferta y diversificar hacia la cultura y el ocio en la naturaleza a lo largo de todas las estaciones del año. Se trata de mejorar en calidad y no en cantidad.

El PP ya inició ese camino de reconversión turística, pero pecó de tímido y produjo unos efectos indeseados. Los propios empresarios criticaron el alza especulativa del precio del suelo y de los hoteles causada por la política del PP.

Las áreas centrales de actuación del nuevo Gobierno serán la política turística y la ordenación del territorio. La modernización de las instalaciones hoteleras conllevará el derribo de edificios viejos en los núcleos tradicionales del perfil de las islas, donde se concentran 400.000 plazas controladas y 150.000 sumergidas. La población residente en Baleares es de 760.000 personas. Se estima que los turistas la duplican, pero se desconocen las cifras reales.

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En esta apuesta de crecimiento cero, de carácter intervencionista, se adoptarán medidas a favor de la calidad en zonas históricas y ámbitos de ocio alrededor de parques naturales.

"Se trata de que venga menos gente y de mejorar la categoría de la oferta para tener un turismo de mayor capacidad adquisitiva y más rentable para todos", explica Maria Antònia Munar, la dirigente de la liberal Unió Mallorquina y presidenta del Consell de Mallorca, cuyos votos han sido claves para constituir la nueva mayoría arco iris que aparta al PP del poder autonómico en Baleares, después de 16 años ininterrumpidos. Munar ha sido la diana de muchas diatribas por su apoyo a la izquierda. Pero pocos saben de su conocimiento sobre la realidad turística y empresarial de las islas. Durante el último año, cada semana ha mantenido un encuentro con hoteleros y financieros de Baleares. "Hace falta un cambio de modelo, y en esta cuestión todos nos diferenciamos del PP", subraya su aliado, el socialista Francesc Antich.

El inspirador de esta nueva política sobre turismo es Celestí Alomar, probable consejero de Turismo. "Parar y modernizar", dice Alomar, "son tendencias que propicia el propio sector empresarial hotelero, y que reclaman tanto el mercado como los operadores internacionales".

Uno de los hoteleros mallorquines de más peso internacional, Miguel Fluxá, del Grupo Iberostar, se pronunció, antes de las elecciones, sin ambajes, contra el crecimiento y la proliferación de camas. El equipo socialista ha trazado su proyecto en diálogo con los agentes empresariales y sociales, sin pronunciamientos adversos de las patronales. Alomar fue alto cargo de Turismo en el último Gobierno de Felipe González y antes trabajó en el Gobierno autonómico del PP de Baleares. "En mi época se rebajaron las plazas hoteleras. Luego se dispararon", agrega.

El programa del futuro Gobierno intenta evitar un eventual colapso de la exitosa y espontánea vía económica balear, por saturación de visitantes concentrados en los cien días vacacionales del año. La voz de alarma sobre "la sensación de agobio y atasco" en playas y carreteras de Mallorca e Ibiza la había dado el propio Gobierno del Partido Popular, en agosto de 1998.

Pero ya era tarde. "Hemos tocado techo, no podemos crecer más", dijo entonces el hasta ahora presidente balear, Jaume Matas.

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