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El grito de 20.000 quinceañeras

Cuando una chica ama a una estrella del pop, se convierte en un ser encantador. Cuando se junta con 20.000 chicas igual a ella, entregadas a los mismos ídolos, su encanto se transforma en abrumador. Anoche casi 20.000 quinceañeras (o casi) rompieron sus gargantas para gritarles a los Backstreet Boys (BSB) que les querían.Y así, congregadas para ver a sus ídolos, anoche se reunieron en La Peineta, el estadio de la Comunidad, para ver y escuchar a Howie, Kevin, A. J., Nick y Brian; esto es, los BSB, de los que tan bien conocen ellas sus nombres de pila. Pero los BSB (cuyo nombre viene a significar Los chicos de la calle de atrás) se hicieron de rogar. Eran las 9.30, la hora que figuraba en las entradas como la del inicio del concierto, y el sol aún reinaba en La Peineta. La espectacularidad del escenario destacaría más en la oscuridad, así que la organización decidió no comenzar hasta entrada la noche. Y entonces llegó el delirio. Un escenario con forma de pentágono -rodeado de público por todas partes y con seis torres metálicas que sujetaban el techo del que colgaban cuatro enormes pantallas de video que emitían los primeros planos y detalles de la actuación- acogía a BSB.

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Aunque sean un grupo de laboratorio, de esos que dicen que inventa la industria discográfica, hay que reconocer que han sabido enganchar a la perfección con un determinado público. Puede que sea un capítulo muy repetido en la historia del pop, pero BSB se lo trabaja y tiene talento. Ayer bailaban, cantaban, intentaban ser simpáticos con el público español, se esforzaban por resultar agradables y hasta cuando entonaron Perfect fan, una de sus canciones más famosas, sacaron a algunas admiradoras de entre el público para compartir un rato el escenario con ellos. Rosario, como dijo por el micrófono una de las privilegiadas, no se creía que estaba ahí arriba. Los BSB devolvían así el enorme cariño que habían recibido de sus perfectas seguidoras españolas y continuaron su espectáculo entre pirotecnia, funk y soul ligero.

Canciones como I"ll be one, Don"t want to lose you, Back to your heart, la emocionante Spanish eyes (uno de los momentos más emotivos) o Show me the meaning con la que terminaron, mantuvo muy alto el nivel de excitación de las adolescentes seguidoras. Pero no había acabado todo ahí, volvieron los cinco artistas tras una breve pausa al escenario, sonó entonces Gotta be you, acompañado por una singular muestra de fuegos artificiales que no fue nada comparable a la traca final en la que los BSB interpretaron su último éxito I want it that way. La estructura metálica que daba al escenario ese aspecto entre industrial y futurista, se encendió de golpe con espectaculares llamas de colores.

Nadie quería irse, la espera (para alguna seguidora de hasta dos semanas en los alrededores del estadio) había merecido la pena. Fuera estaba el otro concierto. El de centenares de padres esperando a sus hijas a las puertas del recinto y llamando por móvil a sus mujeres comentando el retraso del concierto para que todavía no pusieran la cena en la mesa.

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