La Guardia Civil se incauta de 3.600 kilos de hachís en un pesquero inglés
Una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil abordó el martes al pesquero de bandera inglesa Bogey One en las inmediaciones del delta del Ebro y los agentes se incautaron de un alijo de 3.600 kilos de hachís. Los guardias detuvieron a los tripulantes del pesquero: el marroquí Mustafá B., de 22 años; el estonio Haido K., de 27, y el inglés James Paulo O"H., de 47, acusados de un delito contra la salud pública. Los tres fueron puestos a disposición del Juzgado número 2 de Tortosa.
El valor de la droga decomisada, procedente de Marruecos, hubiera superado los 2.340 millones de pesetas en el mercado negro. En las últimas semanas, barcas de pesca de L"Ametlla de Mar y de Cambrils han sacado con sus redes un total de 1.200 kilos de hachís en la costa tarraconense. La droga estaba embalada en fardos de unos 30 kilos que fueron arrojados por una embarcación nodriza al mar en diversos puntos de la costa mediterránea, a distancias superiores a las ocho millas para escapar a los controles policiales. Las embarcaciones nodriza dan las coordenadas de los alijos a pequeñas lanchas o yates, que aprovechan la noche para sacar el hachís del agua y llevarlo a tierra. La localización de estas partidas hizo que la Guardia Civil reforzara la vigilancia en el litoral tarraconense, en previsión de nuevas actuaciones de narcotráfico. Fuentes de la investigación consideran que la provincia de Tarragona se ha convertido en una nueva ruta para introducir hachís en la Península ante la férrea presión que los servicios de vigilancia están ejerciendo en la zona valenciana. Este mes han sido intervenidos ya más de 4.800 kilos de hachís a punto de ser introducidos en Tarragona. La aprehensión del martes ha sido la más importante de las efectuadas en esta provincia en los últimos 10 años La patrullera de la Guardia Civil decidió acercarse al Bogey One debido a que, según explicó el capitán Ramón Gallego, responsable del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en Tarragona, la mala mar existente, con olas de hasta dos metros, les hizo sospechar del pesquero. Cuando la patrullera se acercó al barco, éste inició maniobras evasivas. Los agentes de la Guardia Civil observaron entonces movimientos extraños en cubierta y fue cuando decidieron abordar la embarcación, ante la posibilidad de que la tripulación del barco inglés comenzara a deshacerse del cargamento. El capitán Gallego considera que el Bogey One, un barco de pesca de cerco con más de cuarenta años de antigüedad, de 20 metros de eslora y casco de hierro, seguramente estaba esperando la aproximación de barcas pequeñas para descargar la droga.
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