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No es sólo "rock and roll"

Enrique Villarreal, el Drogas, es casi una institución sanferminera, o mejor, pamplonesa. Pregunta en Vallecas por Pamplona y no te hablarán de los sanfermines sino de Barricada. Si el Drogas no toca el año que viene en la plaza que construyó Rafael Moneo, parecerá que falta algo en los Sanfermines y la peña (mucho más amplia que las peñas) esperará pacientemente el concierto del año siguiente. Nadie puede decir que haya pulsado verdaderamente la opinión pública de Pamplona si no ha entrevistado a Enrique Villarreal. Me enteré por los periódicos, todos los periódicos, de que con La venganza de la abuela daba un repaso a los vicios de la comunicación. Miento: antes le había oído en la radio y visto en la televisión. Todos los entrevistadores le trataban con respeto, algunos con cariño. Hay gente que sabe hacerse respetar e incluso querer. Enrique Villarreal es de esa gente. Uno está dispuesto a volver a su instituto 25 años después sólo por reencontrarse con gente así. Hay personas con un sentido común fuera de lo ordinario que no sólo hacen un oficio y procuran hacerlo bien: te hacen pensar en la posibilidad de hacer el tuyo mejor y hasta en la de ser personalmente un poco menos irremediable. El Drogas es de esas personas, Rafael Moneo también. Conozco en esta ciudad a dos o tres más que son así. Durante San Fermín son más de tres o cuatro. Cuando con el declinar de los Sanfermines se oye invariablemente aquello de "con los de casa, como mejor", pienso en esas personas. No es gente, pese a su buen humor, que suela decir mucho sobre cómo estar mejor o de qué manera divertirse más. Tampoco se les conoce opinión definitiva sobre cuál sea la lectura correcta de Hemingway o qué costumbres hayan de observarse para no desvirtuar las esencias de las fiestas. Tan sólo se limitan a contagiarte la confianza de que, en cualquier fiesta, sean las fiestas patronales o el festín gustoso de un trabajo querido, surgirá antes o después lo mejor de cada cual. Una fiesta no es sólo rock and roll.

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