Sombras
El árbol es más sentido entre aquellos que andan o corren. Su sombra, su escucha, su convivencia son parte del cauce que los une; y si el árbol falta, el caminar, el correr y, hasta el observar, se vuelven más fatigados. Joaquín Araújo, en Avances o retrocesos (EL PAÍS, 22 de mayo de 1999), sugiere más árboles para nuestras ciudades, pues sus beneficios son ampliamente saludables, sobre todo para la calidad del oído y de la vista.
Completo mi carta con una reclamación añadida: en la ciudad donde vivo -Madrid- talaron hace años un terreno de pinar en La Elipa para construir la prolongación de la calle de O'Donnell. Se perdieron cientos de pinos, así como su tierra madre. Construido el túnel, se repuso el lugar con tierra añadida y unos 500 pinos; hoy, unos 150 han muerto y otros tantos agonizan. Dicho así parece un drama, y la verdad es que lo es. ¿Tanto cuesta mantener la atención sobre tantos árboles con que se repueblan nuestros entornos hasta que enraícen y den sombra? ¿Tanto cuesta ese pequeño giro de nuestras políticas que, como bien dice Araújo, son "tan grises ellas; tan tristes"?- .
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