"A los americanos no les gusta que las películas europeas circulen mucho"
Antonio Giménez-Rico se convirtió en un cinéfilo cuando era muy joven. Hasta tal punto caló en él la magia del celuloide que decidió arriesgarse y transformar esa pasión en su modo de vida. Esa apuesta le llevó a convertirse en un director de cine cuyo último éxito ha sido la certera adaptación de Las ratas, una de las más conocidas novelas de Miguel Delibes. Para hablar de cine, de pasiones y de aventura, Giménez-Rico ha pasado por uno de los curso de verano que la Universidad Complutense celebra cada año en Aguadulce (Almería). Pregunta. ¿A qué se debe el desequilibrio entre la creatividad y la carencia de una industria cinematográfica sólida en España? Respuesta. El cine es un producto manufacturado con un coste que hay que amortizar en el mercado. El grave problema que tiene el cine español es la dificultad para entrar en el mercado internacional y el hecho de que su propio mercado tampoco es suyo. Por tanto, por muy bueno que sea el producto, es difícil colocarlo. El cine español está cautivo de los intereses del cine estadounidense. A los americanos no les gusta que las películas europeas o latinoamericanas circulen mucho. El mercado americano es el menos libre de los mercados para los productos que no sean de ellos. Y así es difícil que el capital privado entre en el cine. P. ¿Y cuál es el papel de la Administración en ese contexto? R. La Administración ayuda a la producción, pero en lo que no ha estado muy diligente ha sido en la ordenación del mercado porque con la libertad de mercado, al final, lo que se ha conseguido es que el cine español no pueda tener un mercado libre. P. ¿El público español se ha sacudido ya esos prejuicios que se le achacaban con respecto a las producciones nacionales? R. Sí, eso se ha superado. Desde hace unos cinco años la gente ha vuelto al cine a ver películas españolas. Eso ha coincidido con una época en la que el cine americano ha sido cada vez más malo y también con el surgimiento de nuevos directores y actores españoles que conectan con el público más joven, que, según las estadísticas, es el que más va a las salas de cine. P. ¿Al dedicarse profesionalmente al cine puede disfrutar como espectador de una película igual que otra persona o se entretiene en ver los aspectos técnicos? R. No. Cuando voy al cine soy un espectador vulgar y corriente. Si una película me agarra y consigue emocionarme no me fijo en nada más. Cuando empiezo a prestarle atención a los aspectos técnicos es porque me estoy aburriendo. Las películas que realmente me gustan tengo que verlas más de una vez porque al principio sólo me quedo con la emoción. Debo verlas varias veces más si quiero fijarme en cómo están hechas.
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