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PP y PSOE proyectan recuperar con una moción de censura el Gobierno de Melilla

Javier Casqueiro

PSOE y PP proyectan ya "recomponer" el escenario político de la ciudad autónoma de Melilla, que desde el sábado tiene un alcalde musulmán, Mustafá Aberchan, elegido con el respaldo del GIL y los dos ediles socialistas que desobedecieron el mandato de su partido. Populares y socialistas confían en recuperar el bastón de mando a través de una moción de censura con otras formaciones locales y siempre que los concejales socialistas dimitan. Los afectados intentarán justificar hoy ante la ejecutiva del PSOE que su estrategia era evitar un gobierno del GIL y el PP. La dirección socialista no está dispuesta a dar por buena esa razón, los expedientará y podría expulsarlos.

La Ejecutiva Federal del PSOE exigirá hoy con toda contundencia a sus dos concejales en Melilla, Román Dobaños y Malika Mohamed, que se desdigan y devuelvan la situación política en su ciudad al acuerdo alcanzado el pasado viernes por la noche con el PP por el cual el candidato de Unión del Pueblo Melillense, Juan José Imbroda, debería ser el alcalde presidente. La dirección socialista no concede otra opción, como ayer ratificó su portavoz, Alfredo Pérez Rubalcaba. La del PP tampoco. El responsable de política autonómica del PSOE, Ramón Jáuregui, quien fue el encargado de fraguar el acuerdo anti GIL en Ceuta y Melilla con el PP, conversó el sábado con el coordinador de organización popular, Pío García Escudero, y se comprometió a restablecer el escenario en esta ciudad al pacto preparado por ambos.

La única forma realista para recomponer ese gobierno entre PP y PSOE en favor del candidato de UPM es a través de una moción de censura. Pero esta vía ofrece numerosos escollos. El primero es que el PSOE se asegure del voto de sus concejales en esa moción, si es que para entonces dispone de representación política en la ciudad, ya que sus dos ediles podrían abandonar el partido y pasarse al Grupo Mixto. O ser expedientados y expulsados del PSOE, algo que no descartó ayer el propio Jáuregui, y si no dejan su escaño acabarían también en el Grupo Mixto.

Problemas jurídicos

Además, es posible que la moción de censura tramitada ahora no tuviera una convocatoria inmediata. Lo que ambos partidos estudiarán a partir de hoy mismo son precisamente las particularidades jurídicas de esa actuación. Con la ley electoral en una mano y el reformado estatuto de autonomía de la ciudad en la otra, PSOE y PP se plantean si compensa registrar una moción de censura para que tarde posiblemente hasta un año en discutirse. Y especialmente con la capacidad que ya han demostrado los anteriores alcaldes presidentes para dilatar durante meses, en el anterior mandato, los plenos previstos para su censura. El PSOE, en cualquier caso, antes de hacer nada, quiere escuchar hoy en persona a sus concejales melillenses. El secretario general del PSOE de Melilla, el edil Román Dobaños, uno de los que respaldó inesperadamente para alcalde a Mustafá Aberchan, adelantó ayer sus argumentos. Dobaños confesó que tanto él como su compañero habían variado a "última hora" y de "forma precipitada" el sentido de su voto porque "se dio una nueva posibilidad" para impedir que en Melilla gobernase tanto el GIL como el PP. Y para que, tras votar "en conciencia", hubiese un gobierno de progreso.

Román Dobaños prometió que ni él ni su compañero habían recibido nada a cambio del GIL y anunció que su aspiración es pasar a integrar el Gobierno local con la formación del alcalde, Coalición por Melilla (cinco concejales), Unión del Pueblo Melillense (tres) y el Partido Independiente de Melilla (tres). Todos esos partidos y el PSOE sumarían 13 escaños y mayoría absoluta. El GIL (siete ediles) y el PP (cinco) doce.

La dirección del PSOE no estudiará esa posibilidad. Su portavoz, Alfredo Pérez Rubalcaba, especificó ayer que el PSOE no permitirá de ninguna manera que el partido que preside Jesús Gil gobierne Melilla ni que nadie lo haga tras beneficiarse de ese apoyo.

El secretario general del PP, Javier Arenas, exigió ayer desde Córdoba a los socialistas que cumplan su acuerdo para impedir los gobiernos del GIL. Arenas dejó en manos del PSOE la resolución de este conflicto. Eso sí, el presidente del PP de Melilla, el ex alcalde Ignacio Velázquez, avanzó ayer que la moción de censura era la alternativa más probable, sobre todo si el GIL entra en el Gobierno, aunque él prefería antes una salida política que no detalló.

El responsable de Organización del PP, Pío García Escudero, recordó que la otra salida política consistía en convencer al actual alcalde, Mustafá Aberchan, para que gobierne con el PP, el PSOE, UPM y PIM, todos menos el GIL, y acepte que la presidencia sea rotatoria. Esa misma oferta se le hizo a Aberchan antes de la constitución del ayuntamiento y no la aceptó, por lo que ya se descarta que ahora, con el bastón de mando, la pueda considerar.

El alcalde no quiere al GIL

Aberchan lo único que aclaró ayer es que él no ha pactado nada con el GIL: "Me han votado porque así lo han querido y mucho menos aún he pactado dos años de presidencia como se ha afirmado en algunos medios". También apostó por reeditar el pacto vigente estos últimos meses entre los partidos locales de Melilla y el PSOE. Eso sí, sin el PP. El PP, en cualquier caso, exigirá al PSOE la dimisión de sus dos ediles. Lo mismo que reclama Imbroda, de UPM, que calificó a Dobaños como traidor. El líder del PIM, Enrique Palacios, tránsfuga del PP, también denostó a Dobaños y auguró como "lógico" que Aberchan llegue a gobernar con el GIL.

Mientras tanto, Dobaños, secretario regional del PSOE en Melilla, se sorprendía ayer enormemente ante los rumores de una posible moción de censura y de que populares y socialistas se reunieran para retomar esa posibilidad. "Bajo ningún concepto he realizado un pacto con el GIL". También afirmó que el PSOE de Melilla había sido el único partido que no había conversado en estos días con esa formación.

El PSOE de Melilla celebró el viernes pasado una asamblea en la que los afiliados pidieron refrendar el pacto anti GIL con PP, PSOE, PIM y UPM. Al final de la misma los militantes reclamaron a Dobaños que dimitiera por los nefastos resultados de las elecciones. Sobre su dimisión, Dobaños aseguró ayer: "Soy hombre de partido y fiel pero espero que antes me dejen explicarme".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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