Catastrofista

Al seguir por La 2 el debate sobre el estado de la nación me ha venido a la memoria la teoría de Derrida sobre la capacidad de las palabras para modelar el mundo y las creencias humanas. Viene a decir Jacques Derrida que las palabras nunca desvelan el verdadero sentido objetivo de las cosas, sino que se limitan a crear un mundo aparente de esencias. Por tanto, añade, siempre deberían ir entrecomilladas, haciendo notar así su valor puramente connotativo.

La comentarista de la cadena pública hizo alardes descarados de partidismo informativo al opinar que el discurso del líder del principal partido de la oposición había sido "catastrofista". Este apelativo no me habría extrañado en el contexto de una cadena privada. Estaría en su perfecto derecho de hacer valoraciones subjetivas, ya que las cadenas privadas suelen casarse con una determinada línea de crédito y de opinión, pero, viniendo de la cadena que pagamos todos los ciudadanos con nuestros impuestos, esta falta de neutralidad me parece una estafa. Me resisto a creer que la periodista en cuestión vertiera su opinión de manera espontánea. Sin duda, en la escuela de periodismo, lo primero que le debieron enseñar es la diferencia existente entre los géneros de opinión y los de información. Creo, contrariamente, que se traía la lección bien aprendida.

Veo lógica la protesta surgida desde todas las filas del Parlamento, excepto, claro está, de las del Gobierno, cuyo portavoz se ha anticipado a justificar la valía profesional de la periodista. Pero ¿le habrían parecido a Piqué razonables comentarios de esta profesional del estilo de que el discurso de Aznar fue "triunfalista" y "autocomplaciente", o que sus alusiones a la figura de Almunia fueron "innecesarias", "chulescas" y "provocadoras", o que el ninguneo con que trató la cooperación en los logros positivos de su Gobierno por parte de los socios de CiU fue "cicatero"?- .