Licenciados de Sevilla hacen prácticas en institutos antes de opositar Han acabado su curso de profundización, tras hacer el CAP
Durante este curso que ahora termina se matricularon en la provincia de Sevilla 1.828 alumnos para hacer el Curso de Adaptación Pedagógica (CAP), un requisito indispensable para poder ejercer de profesores. Pero no todos los que han hecho este curso tienen una vocación docente indiscutible. De hecho, la mayoría pasa estas clases para engordar su currículo o para abrir la puerta a la docencia cuando se ha cerrado la de la investigación. El Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla puso en marcha el pasado mes de marzo una experiencia singular: seleccionó a 20 de aquellos alumnos que verdaderamente querían ser profesores para comenzar con ellos lo que han llamado un curso de profundización didáctica. Otros cuatro meses, tras el CAP ordinario, que les ha servido como un complemento práctico, algo de lo que escasea el anterior curso. Conclusiones Los alumnos se juntaron la pasada semana para exponer sus conclusiones y ahora que saben más, se han dado cuenta de lo que les queda por aprender. La diferencia con el curso de adaptación pedagógica es que éste es mucho más práctico: "En el primero vas de visita a un centro, uno o dos días, y en este hemos estado un mes o más, nos hemos implicado con la educación, en el día a día es más que preparar una clase", explican los alumnos. "Algunos alumnos que se enfrentaron con las aulas por primera vez tras haber hecho el CAP me cuentan que lo han pasado fatal, que estuvieron a punto de tirar la toalla", dice Luis Martín, coordinador general del CAP en Sevilla. Estos alumnos que han hecho el curso de profundización no sentirán eso porque ya han tenido un contacto con las aulas, al menos algo más que lo que ofrece el actual CAP. La gran diferencia, apunta Martín, es que "antes un maestro se preocupaba de los conocimientos puramente académicos y ahora se pide a los profesores que sepan atender a los chicos en clase, que tengan una preparación psicopedagógica". Estos futuros profesores lo saben y los temas que han elegido para trabajar en este curso de profundización están relacionados con habilidades sociales, clima en el aula o relaciones maestro alumno, por ejemplo. "Cuando trabajas como profesor te das cuenta que no todo es tener unos conocimientos claros, que hay que saber transmitirlos y que nos falta preparación para esto", cuenta una alumna. En su experiencia directa en los institutos han podido dar clases normales y examinar a sus alumnos, pero los niños, de 3º y 4º de ESO, también han evaluado a estos jóvenes profesores que irrumpieron en sus aulas durante un mes. Y la nota que les han puesto ha sido buena. Conectan con ellos porque son jóvenes y comprensivos. Y porque utilizan unos métodos a los que no están muy acostumbrados. Tras las oposiciones Para estos licenciados contar con el reconocimiento de sus estudiantes ha sido una satisfacción pero han encontrado otras que nunca habían tenido. "Cuando consigues por fin captar la atención de ese niño que tenías perdido, te sientes más satisfecho que con la atención diaria del resto de la clase", explican algunos. "No es lo mismo jugar al póker con garbanzos que hacerlo con dinero, y estos chicos han tenido la oportunidad de jugar al menos, con pesetillas", dice satisfecho el coordinador, Luis Martín. Todos piensan que lo ideal para obtener una preparación suficiente sería ampliar el tradicional Curso de Adaptación Pedagógica con este otro módulo para compensar la parte teórica con días de clases en los centros. Y otra de las conclusiones es que debería hacerse una vez que se han aprobado unas oposiciones y ya se sabe que te vas a enfrentar a la docencia. "Porque si se hace cuando no se sabe si uno va a ser profesor las cosas no suenan igual", concluye Martín.
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