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Juicio con jurado por el asesinato de un conocido contrabandista de La Seu

Un jurado popular, el cuarto que se constituye en la Audiencia de Lleida desde que se instauró este tipo de juicios, será el encargado de decidir la culpabilidad o inocencia de cuatro personas acusadas del asesinato de Francisco Fernández Tamudo, alias El Kiki, un conocido contrabandista de tabaco de La Seu d"Urgell. La vista oral se inició ayer y el fiscal tiene previsto solicitar un total de 90 años de prisión para los inculpados en el crimen, entre los que se encuentran la esposa de la víctima y su amante. Los hechos juzgados se produjeron el 11 de octubre de 1996 en el domicilio de Fernández Tamudo, en La Seu. En el escrito de calificación del fiscal se describe un mundo de bajos fondos adornado de infidelidades y malos tratos conyugales, alijos millonarios de tabaco, amenazas y gestiones a varias bandas para contratar al sicario de turno. El fiscal considera que el plan para asesinar a El Kiki fue concebido por su esposa, Roser Gravet Cases, y el amante de ésta, Victoriano Jiménez Olivares. Ambos contactaron a través de una tercera persona, Paulino Herreros Blázquez, también acusado como encubridor, con Francisco Romero Moreno, autor material del crimen. El arma utilizada por éste fue un estilete, y el sueldo que recibió, cinco millones de pesetas, cantidad que Jiménez le pagó en tres entregas. En un primer momento se pensó que el crimen había sido una venganza ejecutada por una banda de contrabandistas rivales. La viuda fingió haber sido atacada y agredida sexualmente por el presunto asesino. De hecho, fue encontrada semidesnuda en una habitación de la casa, amordazada y atada de pies y manos a una cama. Tras varios meses de investigaciones, la Guardia Civil consiguió pruebas que apuntaban hacia un crimen pasional y que implicaban a Roser como inductora de él. Cuando fue detenida, la mujer declaró que su marido la maltrataba y reconoció que había contratado a una persona para que le diera un escarmiento. La primera sesión del juicio se inició con la proyección de un vídeo con la reconstrucción judicial de los hechos realizada en la casa de la víctima en presencia de los acusados y de algunos testigos. Por la tarde declararon la viuda y su amante. La acusada, con lágrimas en los ojos, explicó al jurado diversas situaciones de malos tratos sufridos y dijo que temía que su marido la matara algún día. "Le creía capaz de matarme en alguno de los ataques de ira que le daban", afirmó.

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