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HB prepara una asamblea nacional para fijar su nueva estrategia tras la tregua

Herri Batasuna enterrará definitivamente este otoño la línea de enfrentamiento fijada hace cuatro años en la ponencia Oldartzen, la estrategia aprobada en su asamblea nacional de 1995, y ya apartada de hecho como referente de su actuación. El máximo órgano de la formación abertzale, equivalente al plenario de los congresos en los partidos, sancionará la opción por la política que ya viene desarrollando la Mesa Nacional que comanda Arnaldo Otegi y elegirá una nueva a la que prevé incorporar a algunos de los dirigentes encarcelados.

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La coalición radical prepara ya su próximo cónclave, que pondrá blanco sobre negro sus objetivos, directrices y medios de actuación para el próximo periodo. Con las ponencias en preparación, el debate empezará en septiembre, según la previsión que realizan los dirigentes encargados de organizar el proceso de discusión en todos los niveles de la formación, y se prolongará durante alrededor de tres meses. Los postulados que aprueben las bases de HB en la Asamblea Nacional profundizará en la línea ya definida en el Acuerdo de Lizarra y anticipada en la colaboración con el PNV y EA en el Parlamento vasco. También elegirá, en la jornada de su clausura, prevista para el mes de diciembre, a la nueva Mesa Nacional que deberá dirigir la coalición durante los cuatro años siguientes. En esa Mesa es previsible que se integren algunos de los miembros de la antigua dirección, encarcelada en diciembre de 1997 tras su condena por colaboración con ETA. Su puesta en libertad se da por descontada entre los dirigentes de HB, que atribuyen el retraso en la decisión del Tribunal Constitucional al deseo de dejar que avance el verano y las vacaciones parlamentarias amortigüen la repercusión de la decisión judicial. Las personas que la dirección puede recuperar serán previsiblemente aquéllas que más jugaron en favor de la apertura de la nueva fase, puesta en práctica después bajo la dirección de Arnaldo Otegi. Alguien tan influyente en la coalición y en KAS como Rufino Etxeberria ya apuntó la apertura de una nueva fase meses antes de su ingreso en prisión, e incluso ofició como padrino del actual líder de HB en su presentación en sociedad.

La actual dirección siempre ha rendido homenaje a sus compañeros encarcelados, señalando que fue esa Mesa Nacional la que puso las bases para el giro que condujo a la tregua de ETA y a la entrada de HB en las instituciones. Aunque algunos de ellos serán incorporados de nuevo a las tareas políticas, muchos otros "tendrán que volver a la vida civil", según anticipan ya miembros de la coalición conocedores de la preparación del proceso de debate.

La ponencia Oldartzen, que dio la primacía a la coordinadora KAS y abrió la etapa de mayor dureza en los 21 años de vida de Herri Batasuna, se pergeñó hace ahora cinco años y su base era la "socialización del sufrimiento" como medio de presión para lograr la negociación entre ETA y el Estado. En esa estrategia se enmarcaron los ataques a la Ertzaintza y el PNV, al que HB se precia de haber conducido a la estrategia de Lizarra.

Oldartzen prefiguró los enfrentamientos en la calle con los pacifistas, durante los secuestros de José María Aldaya, José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux, y el acoso al PP, en vísperas de su acceso al poder. Primero, con el atentado contra su presidente, José María Aznar, al que había precedido el asesinato del concejal y diputado vasco Gregorio Ordóñez: después con la generalización de las amenazas sobre todos sus cargos públicos, saldada con el asesinato de otros seis ediles.

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Los buenos resultados en las dos confrontaciones electorales habidas desde el viraje dado a su política apuntalan en HB la nueva línea. De la asamblea saldrá ya perfilada la campaña para las generales, aunque no está previsto que su incorporación al Parlamento vasco vaya a ser seguida, automáticamente, de su participación en el Congreso y el Senado.

El máximo órgano de HB debe clarificar también el papel y los mecanismos para las tomas de decisión tanto en la propia coalición, como en su plataforma electoral y parlamentaria, Euskal Herritarrok (EH). En estos momentos, ambas estructuras se confunden en la práctica, aunque EH integra, sobre todo en el ámbito local, a personas que no pertenecen a Herri Batasuna. También deberá clarificarse la convivencia de ambas siglas o la paulatina sustitución de HB por EH, algo que ya ocurre en la práctica institucional.

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