Blair viaja a Belfast en un esfuerzo decisivo por salvar la paz
Veinticuatro horas después de la cancelación del viaje de los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda al Ulster, fuentes gubernamentales confirmaron ayer que Tony Blair y Bertie Ahern visitarán la provincia esta tarde. En Belfast, ambos jefes de Gobierno mantendrán contactos con los líderes políticos para dar el último impulso al proceso negociador que se reanuda el lunes. Dos días más tarde concluye el ultimátum absoluto para lograr un acuerdo definitivo sobre el desarme de los grupos paramilitares y la formación del autogobierno. En la recta final, unionistas y republicanos se atrincheran en sus viejas posiciones. Al equipo negociador del Partido Unionista del Ulster, que dirige David Trimble, se ha sumado en las últimas horas Jeffrey Donaldson, uno de los diputados protestantes más reacios a ceder terreno en la entrega de armas.
Donaldson abandonó la negociación en vísperas de la firma del Acuerdo de Viernes Santo y, meses atrás, hizo añicos el documento del preacuerdo frente a las cámaras de televisión. Su regreso al seno del equipo de Trimble parece un signo evidente de la línea férrea que los unionistas quieren adoptar en los próximos días. Trimble, por su parte, mantuvo un encuentro, totalmente inesperado, con Blair a primera hora de la mañana.
Poco después, el líder unionista exigía una declaración de las fuerzas de seguridad respecto a la efectividad del alto el fuego de los grupos paramilitares. A los disidentes lealistas se les atribuye el asesinato de dos mujeres, incluida la abogada republicana Rosemary Nelson, un ciudadado católico y un policía en los últimos nueve meses. Igualmente parecen responsables de un centenar de atentados con cócteles molotov y otro tipo de explosivos en barrios católicos de Irlanda del Norte.
Al Ejército Republicano Irlandés (IRA) se le responsabiliza de matar a dos presuntos traficantes de droga y a un antiguo confidente de la policía en el condado de Armagh. Miembros de la organización podrían haber intervenido en el tiroteo, en Inglaterra, contra Martin McGarland, infiltrado en el IRA en los años ochenta. El Sinn Fein guarda silencio respecto a estas presuntas rasgaduras en el alto el fuego republicano y, de momento, se niega a solicitar de sus socios militares la entrega del arsenal bélico.
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