Malditos y discrepantes
Las resonancias cinematográficas del título El baile de los malditos resultan adecuadas al objeto del libro que ayer se presentó en el seno del festival Cinema Jove. Se trata de la primera obra sobre el cine independiente valenciano que fue realizado por un grupo de jóvenes durante los años sesenta y setenta. Pero las películas de entonces apenas son conocidas, primera circunstancia que explica el uso de término malditos, comentó ayer el autor del libro, el periodista Abelardo Muñoz. Malditos también porque en estos 30 años, el interés por recuperar esta "interesante etapa de la historia del cine valenciano", en palabras del director del festival y de la Filmoteca valenciana, José Luis Rado, ha sido más bien escaso o nulo. Malditos porque el libro fue escrito hace nueve años y sólo ha visto la luz ahora gracias a la publicación de la Filmoteca y de Cinema Jove. Algunos de estos cineastas como Rafa Gassent, Joan Vergara, Alfred Ramos, Lluís Rivera, Antonio Lloréns y Josep Lluís Seguí se reunieron ayer en la sede de la SGAE, en Valencia, en la presentación del libro. Abelardo Muñoz quiso dejar bien claro desde el principio que la obra es más una crónica periodística, una visión personal de alguien que vivió la época, que una investigación de carácter cinematográfico, aunque Vicente Lloréns se ha encargado de aportar material documental y filmográfico sobre esta generación que intentó trabajar al margen de los planteamientos comerciales y formales de la España del momento para completar la edición. Pero esa generación no fue compacta ni el germen de un movimiento cinematográfico posterior de relevancia. Prueba de las dicrepancias entre los protagonistas es la escenificación de diferentes puntos de vista durante la presentación del libro. Nada del otro jueves, a tenor de lo que dijo Alfred Ramos, quien en un momento de la presentación tomó la palabra para señalar que se volvía a repetir la misma discusión de treinta años antes. En tono serio y desabrido, se refirió a una serie de compañeros de generación que no habían sido nombrados en los parlamentos precedentes, como por ejemplo, Llorenç Soler, "quizá el cineasta más importante fuera del país" y el único que ha tenido "una trayectoria en la industria". Ramos, que dijo hablar también en nombre de Joan Vergara, achacó este olvido, y otros como no mencionar cineastas de Castellón o Elche ni a algún estudio precedente, a "una visión muy provinciana", y a "una mirada muy sesgada". Además, criticó la connotación del uso de la expresión lengua valenciana en el libro en lugar de catalán, al tiempo que se mostró muy molesto porque todos los participantes utilizaran hasta ese momento el castellano. También pidió que no se proyectaran sus filmes ni los de Vergara en vídeo si no habían sido restaurados. Con sentido del humor, Muñoz respondió a Ramos: "Nos has dejado parados". Luego dijo que asumía todas esas críticas y que su visión es sesgada porque cuando escribió el libro su ánimo no era científico. También se exculpó de que "este país no esté vertebrado". El autor abundó en que el libro debe ser un acicate para posteriores estudios y para recuperar las circunstancias socioculturales de la época. Lluís Rivera, que ha ayudado a Muñoz en la reconstrucción de aquellos años y ha coordinado el ciclo de Cinema Jove, reprochó a Ramos el tono "de superioridad" . "No hay que crisparse", terció en la discusión Rado, quien recordó que hoy ya hay una mesa redonda para hablar y polemizar sobre el tema. Además sostuvo que prefiere dar a conocer estas películas, aunque tenga que ser en vídeo si no hay más remedio, pero señaló la conveniencia de no proyectar los filmes si sus directores así lo quieren. Previamente, Rado se había referido a las dificultades de encontrar algunas películas o de restaurarlas por el mal estado de conservación y señaló que el actual ciclo es el principio de una labor que ya está realizando la Filmoteca valenciana.
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