Las policías británica e irlandesa detienen a diez personas por el atentado de Omagh
Las investigaciones sobre el mortal atentado de Omagh tomaron un nuevo giro con la detención de 10 personas en el Ulster y la República de Irlanda en la madrugada de ayer. Los detenidos, seis de ellos en la localidad fronteriza de Dundalk, están presuntamente relacionados con el IRA Auténtico, el grupo de disidentes del IRA que se responsabilizó de la explosión que el 15 de agosto de 1998 mató a 29 personas e hirió a más de 200. Entre las víctimas mortales se encontraban el estudiante español Fernando Blasco y la monitora de los cursos de verano Rocío Abad.
Las detenciones son el fruto de las investigaciones coordinadas entre el cuerpo de policía irlandesa, la Garda, y la de Irlanda del Norte, el Royal Ulster Constabulary (RUC). El momento de la intervención policial, en vísperas de una nueva ronda de conversaciones políticas intensas, parece responder a las críticas sobre la aparente inacción por resolver uno de los crímenes más atroces en la historia del conflicto norirlandés y coincide con un renovado impulso político al proceso de paz. Los líderes norirlandeses disponen de 10 días, hasta el 30 de junio, para lograr un compromiso que permita aplicar en la práctica los acuerdos suscritos en abril de 1998. "Se basa en la confianza y en la premisa de que si un bando avanza, el otro también avanzará. Ambos deben aceptar algunos riesgos y caminar hacia adelante", señaló ayer Mo Mowlam, ministra británica para Irlanda del Norte.
El desarme de los grupos paramilitares sigue impidiendo el acercamiento entre unionistas y republicanos. Londres y Dublín parecen haber aceptado la línea de defensa de Gerry Adams, líder del Sinn Fein, en el sentido de que su rama militar, el Ejército Republicano Irlandés (IRA), no entregará parte de su arsenal sin un significativo avance en la formación del Gobierno autonómico. "No es una precondición", confirmó ayer Mowlam, "pero es una obligación del Acuerdo de Viernes Santo".
Presión para el desarme
De acuerdo con la ministra, la creación del autogobierno, que incluye la nominación de dos ministros del Sinn Fein, ejercerá presión en el movimiento republicano para dar un paso hacia el desarme. Esta opción -autogobierno sin entrega de armas- carga la presión en David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster (UUP) y primer ministro en funciones de la región. Con su partido dividido desde la firma del Acuerdo de Viernes Santo, una concesión en este capítulo podría conducir a un golpe de Estado interno y a la sustitución de Trimble por un candidato más radical. Pero la inmovilidad del unionismo y la intransigencia del republicanismo respecto al decomiso de las armas puede provocar el colapso del proceso actual al tiempo que la temporada de marchas protestantes, foco de violencia en ediciones pasadas, entra en sus fechas claves. A la resolución de Blair y su homólogo irlandés, Bertie Ahern, por impulsar las negociones multipartidistas se sumó ayer el presidente norteamericano, Bill Clinton. Aprovechando la cumbre del G8 de Colonia, Clinton brindó su ayuda "día y noche" por lograr un compromiso que evite el vacío político en Irlanda del Norte. Las conversaciones entre ambos Gobiernos se inician hoy en Dublín para trasladarse después a Londres y Belfast con la intervención directa de ambos primeros ministros.
Tras el atentado, la atención se centró en Dundalk, feudo de conocidos disidentes republicanos contrarios al proceso de paz y, en particular, al Acuerdo de Viernes Santo de 1988 que sienta las bases de un nuevo mapa constitucional en Irlanda del Norte. Con la admisión de responsabilidad del IRA Auténtico, e independientemente a su disculpa pública por la muerte de "civiles inocentes", el pueblo de Dundalk saltó a la calle pidiendo justicia.
Era la primera vez que los habitantes de este enclave republicano, y cientos de irlandeses venidos de otras provincias, expresaban abiertamente su repulsa por una acción presuntamente emprendida por sus propios vecinos. Una familia de la zona, relacionada con la ejecutiva del IRA Auténtico, sintió el cerco de la protesta popular y buscó refugio en el párroco del pueblo para pregonar su inocencia.
El clamor popular condujo a un par de detenciones y al procesamiento en Dublín de Colm Murphy, constructor de 46 años, por presunta asociación a banda ilegal y conspiración para causar una explosión. Murphy se encuentra actualmente en libertad bajo fianza en espera de juicio. En virtud de la legislación en materia antiterrorista, reforzada en ambos países a raíz del atentado de Omagh, la policía dispone de un máximo de 76 horas para interrogar a los detenidos sin necesidad de presentar cargos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.