Decálogo contra la exclusión social
Los colectivos que han participado en la semana de lucha vecinal reclaman 10 medidas a las instituciones
La semana contra la exclusión social concluyó ayer tras seis días de intensa agitación callejera. La Coordinadora de Barrios, Madres Unidas contra la Droga, grupos ecologistas, insumisos y okupas han hecho parodias "contra la política genocida" frente a la Embajada de Estados Unidos, han irrumpido en la Bolsa, un banco y una empresa de trabajo temporal. Han comido gratis en un centro comercial de Preciados y han tomado la plaza del Callao para pedir "una ciudad menos mercantil". Ayer pensaron 10 medidas para frenar esa exclusión social: - Nueva política de vivienda. Adjudicación inmediata de pisos con alquileres bajos para aquellas familias sin ingresos suficientes para pagarse una. Habría que terminar con "las adjudicaciones a dedo".
- Mejores infraestructuras. Los barrios de la periferia de Madrid carecen de medios adecuados para generar empleos e impartir educación a los jóvenes.
- Educadores especializados. Mejores colegios y profesores especializados en inserción social.
- Fin a los contratos basura. Los trabajadores deben disfrutar, según estos colectivos, de contratos indefinidos para garantizar el mantenimiento, sin sobresaltos, de sus familias.
- Prevención contra la droga. Los niños y los jóvenes son los grupos con mayor riesgo de consumir drogas. Los colectivos piden más medios (deportivos, culturales o de ocio) para eliminar ese riesgo.
- Más ayudas estatales. El Estado tendría que hacer menos inversiones en infraestructuras y dedicar más dinero para ayudar a colectivos necesitados.
- IMI, más alto. El ingreso madrileño de integración (IMI, dotado con unas 40.000 pesetas) debería ser más alto.
- Servicios más próximos. Los servicios sociales no están preparados, afirman las asociaciones, para afrontar los problemas de los grupos más desfavorecidos: "Menos estar en el despacho y más salir a la calle para conocer a la gente".
- Subvenciones más rápidas. Las asociaciones y organizaciones no gubernamentales se quejan de los retrasos que padecen en recibir las subvenciones.
- Mayor participación vecinal. Los centros sociales y culturales deberían estar gestionados con mayor participación de los vecinos.
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