Se acabó la guerra y...
Defendían la guerra, y a quienes no la quisimos nos tacharon de comunistas o de totalitarios, o de corderitos pacifistas, y bien, se acabó la guerra, al precio de un país devastado y un pueblo entero en la diáspora, se acabó la guerra, llega la paz y, sin embargo, Milosevic continúa en el poder, y, sin embargo, sólo hay más odio. Las soluciones violentas no son soluciones, sino parches, sino al fin más sangre que acrecienta la hemorragia de problemas que deberían solucionarse hablando, que sólo pueden solucionarse de veras hablando, comprendiendo y, sobre todo, educando en la no violencia. La historia nos demuestra que la paz que se consigue con la guerra es siempre la semilla de otra guerra. Los que no quisimos esta guerra no somos cobardes ni totalitarios. Sólo queríamos y queremos plantar otras semillas que germinen un mundo más humano.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.